sábado, 2 de diciembre de 2017

Barcarolle [Toro Rosso]


De no ser porque he decidido poner por cada título de esta serie una pieza de música, seguramente al referirme a la escudería de Faenza me habría decantado por un sonoro «Como pollo sin cabeza», y es que no existe forma más clara de definir lo que ha sido una temporada tan mala para la italiana.

El saldo es de números rojos a pesar de haber quedado por delante de Haas, McLaren y Sauber. Se mire como se mire, acabar cuarto por la cola es un mal resultado para un equipo que contaba con un buen chasis, con una unidad de potencia que ha permitido ciertas alegrías, sobre todo en manos de Carlos Sáinz (Singapur), pero que así y todo ha sucumbido a una vorágine de autodestrucción que a partir del Gran Premio de los Estados Unidos, con el madrileño ya en Renault, ha tirado a la basura todo lo conseguido durante la campaña, siendo el caso de que la de Enstone superaba a Toro Rosso en Abu Dhabi.

Lo comentábamos a principios de año: si Faenza conseguía navegar sola era posible la lucha con los saldos de Mercedes-Benz, Williams y Force India. Si como viene siendo ya tradicional, quedaba supeditada a Red Bull, la cosa que pintaba bien en marzo pasado corría el riesgo de quedar tiznada de negro con el paso de las carreras...

Desconozco, como supongo que os pasa a la mayoría de vosotros, qué se ha cocido realmente en las entrañas de Milton Keynes, pero a tenor de las duras críticas de Helmut Marko vertidas contra Renault en alusión a la calidad del material suministrado a Toro Rosso, algo me dice que en algún momento del año la de Viry Châtillon decidió explorar posibilidades para beneficio propio en los coches de Franz Tost, en vez de cumplir lo pactado con la austriaca.

Sea como fuere, la pésima actuación de Daniil Kvyat, asediado siempre por el fantasma del despido, y la posterior incorporación de Pierre Gasly y Brendon Hartley, no han podido contradecir la evidencia de que de los 53 puntos conseguidos al final, 48 han sido cosecha del piloto español que a partir de Austin comenzaba a correr con el enemigo.

Ese instante es clave en todo este embrollo, porque en vez de reaccionar como era de todo punto esperable, Faenza se fue metiendo en un pozo cuyo fondo, como decíamos más arriba, apareció en Yas Marina, cuando Nico Hulkenberg conseguía para Renault la sexta plaza en el Mundial de Marcas.

El año que viene, con Hartley y Gasly renovados como pilotos oficiales y con Honda proporcionando los propulsores, espero y deseo poder volver a escribir sobre Toro Rosso en otros términos, pero esta temporada que hemos dejado atrás no me merece otro tipo de consideración. Las cosas se pueden hacer mal, desde luego se pueden cometer errores, pero en 2017, lamentablemente no hay muchas excusas que valgan con la italiana.

Si acaso, podríamos aventuranos a reiterar que cuando Red Bull necesita de su equipo filial éste suele sufrir las consecuencias, y que esta temporada, cuando sobre el papel nadie imaginaba un resultado tan pobre para Toro Rosso, quizás a alguien se le ha ido la mano apretando las tuercas a otro alguien, que diría don Miguel Gila, ya me entendéis.

Os leo.

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