sábado, 11 de noviembre de 2017

Ganándose el cielo


Hamilton se ha perdido la clasificación, Bottas ha demostrado que tiene suficiente hambre para el subcampeonato, Vettel ha estado ahí: donde debe estar un tipo que pelea porque dejen de escribir idioteces sobre él, el Nano ha metido el MCL32 en la séptima posición y Carlos se ha ganado el odio eterno de la canarinha, que no veas lo que puede rascar mi Felipe de su encuentro en pista con el madrileño... pero la noticia de la tarde ha surgido del rapapolvo que le ha metido Cyril Abiteboul a herr doktor Marko.

Ser bloguero consiste ante todo en saber elegir. Hay argumentos como para no dejar de escribir durante toda la noche pero no puedo permitírmelo, así que vamos a echar el ratito hablando del trasunto de toda esta historia, porque por mucho que se niegue o se quiera hacer ver que queda feo que un cliente le diga a su proveedor que le está llenando el garaje de chatarra, lo cierto es este tipo de meigas existen y son más populares en el paddock de lo que pueden soportar los apasionados por la Fórmula 1, pobrecicos míos.

No está tan lejos el rifirrafe habido entre McLaren y Mercedes-Benz durante 2014 a cuenta de que la primera se quejaba de que la segunda le estaba dando material inferior en prestaciones a lo estipulado en el contrato de suministro. Hubo quien defendió la posibilidad y todo. Stuttgart no se podía arriesgar a dar a la británica unidades de potencia como las de Brackley porque, se decía, podía copiarlas Honda... Lo del contrato, pues eso, lo de siempre, cosa secundaria o así.

En 2012 fue Red Bull la que se quejaba de Magneti Marelli. Italiana ella, ¡hum, filial de FIAT, órbita Ferrari...!, mejor se presionaba a Renault para que dejase de contar con el material de la de Corbetta. Con la incorporación en 2008 de la ECU (Electronic Control Unit), pasó tres cuartos de lo mismo. El chisme lo fabricaba McLaren Electronics Systems y lo usaba la parrilla al completo. Lógicamente, Ferrari, Williams, BMW Sauber y Red Bull vieron sombras en aquello de que a Woking le funcionara de perlas y a ellos les originara numerosos problemas...

Nunca llueve a gusto de todos, y si Renault filtraba en septiembre que Toro Rosso había estado pagando mal y tarde, lo normal es que Helmut Marko estuviera esperando con el arco y la flecha para sacudir a Viry-Châtillon, y no precisamente en plan Cupido.

Sea como fuere, entre los ya antiguos socios hay un mal ambiente de mil pares de narices y esta tarde, en Interlagos, la cosa ha estallado.

A nadie se le escapa que anda Milton Keynes detrás, ni mucho menos que ha sido desde allí que se ha sugerido a Marko que pliegue velas y más o menos se disculpe por escrito. La sangre no ha llegado al río. Toro Rosso montará Honda el año que viene, pero Red Bull seguirá con la gala, y puesto que ni todo es chasis ni todo es motor, ni en la austriaca ni en McLaren, se ha firmado una paz que volverá a saltar por los aires en cuanto uno de los protagonistas se sienta agravadiado por el otro. Porque es así y porque ha sido así toda la santa vida cuando hay proveedores y clientes.

El resto no merece mayor esfuerzo de escritura. Está en su derecho quien quiera seguir creyendo que en la Fórmula 1 hay más pactos de caballeros y fair play que intereses, pero mira tú por dónde, hoy, en Brasil, Cyril y Helmut nos han venido a demostrar que haberlas haylas... a las meigas me refiero.

Os leo.

2 comentarios:

enrique dijo...

Me encanta lo de hay mas intereses que fair play. Me gustaría una valla publicitaria que pudiese lo de fair play. Estaría curioso.

Keskus dijo...

Casi tanto como que Heineken patrocine las carreras y ponga que no bebas si conduces jajaja