viernes, 17 de noviembre de 2017

- Fútbol + Carreras


Algo se está haciendo rematadamente mal cuando de una parrilla compuesta por veinte individuos, a decir de los expertos sobra casi la mitad, vamos, que esta panoplia de mataos ya podría ir dejando libre su asiento para que llegue otra tanda de jóvenes promesas que, no me cabe la menor duda, sobrará, claro que sobrará, ¡al tiempo!

Hagamos juntos las cuentas: Kimi Rikkonen es un tipo mayor y sobrevalorado que no aporta nada a Ferrari y con dos cogieron. Felipe Massa parece que ya es historia mientras escribo estas líneas. Lance Stroll está por lo que está, pasta de papá, fundamentalmente. Daniil Kvyat y Jolyon Palmer, pues eso. 

Sigamos. Marcus Ericsson, ¿quién coño es Marcus Ericsson? Pascal Wehrlein ha desperdiciado su oportunidad, tal cual. Kevin Magnussen, Romain Grosjean... Si sumamos a Sergio Pérez y Fernando Alonso por ya amortizados, llegamos a la mitad de parrilla que comentaba al principio o la sobrepasamos por muy poco.

No es ni medio normal pero está sucediendo, que decía aquél, aunque en cierto modo era previsible. 

Antonio Lobato era tan pérfido, hacía tanto mal democratizando la siempre virgen y pura afición a la Fórmula 1 en nuestro país, que desaparecido el asturiano de nuestras pantallas el deporte se hizo exclusivo y de pago mientras el vulgo tenía que disfrutarlo a través de los espacios deportivos de las televisiones y radio. Y claro está, compartiendo tanta escaleta con el fútbol, algo se le tenía que pegar, ¿no?

Como en el cuento de que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, fuimos nosotros quienes originamos la crisis económica y en justicia, al final nos ha salido a pagar, el aficionado a la Fórmula 1 era el futbolero y reclamaba a todas horas que sólo se hablara de Fernando Alonso, ¡sí por mis cogieron!

La futbolización, o mejor dicho, la forma de consumir todo deporte como si fuese fútbol, nos ha venido impuesta. Mal que queramos su lenguaje es más universal que el nuestro, se asimila antes, funciona mucho mejor, vende más rápido. Buena o mala cantera, éste viene apretando, a este otro le pesan los años en las piernas, ¡este chaval merece un puesto, señor entrenador!, y así.

En el camino se ha ido quedando la complejidad inherente a la Fórmula 1 y los periodistas del ramo, no sólo patrios, también los foráneos, han dejado de complicarse la vida intentando explicar cómo un cambio de normativa técnica puede afectar a la conducción en un entorno que carece de entrenamientos, de contacto entre el deportista y el balón, si me permitís decirlo así. Messi y Cristiano echan horas en el simulador y las cosas no salen en el campo...

Al piloto se le está afectando con tanta chorrada como le rodea, es una opinión. Sin ir demasiado lejos, los fabricantes de coches autónomos andan buscando en la actualidad respuestas humanas antes situaciones que requieren soluciones éticas porque la simulación ni la inteligencia artificial llegan a tanto. Al conductor de carreras se le obliga a vivir parte de su actividad profesional en una burbuja. El riesgo ante una salida de pista o una pasada de frenada es virtual en un simulador, incluso si convive (virtualmente) con otros pilotos cuyos desempeños y riesgos también son virtuales, lo artificial suple a la realidad y cuando llega ésta las cuentas no salen porque se está insuficientemente preparado para afrontarla.

Suma que los coches más largos son más radicales de comportamiento, que una pérdida puntual de apoyo aerodinámico te puede hacer perder el control con mucha más facilidad que antes, que las ruedas Pirelli no admiten demasiadas fiestas cuando pisan asfalto, que la economía de los equipos suele funcionar con cuentagotas salvo honrosas excepciones, etcétera, etcétera, etcétera, y sí, se nos ha pegado algo del fútbol y de una parrilla de veinte hombres te sobran siempre nueve o diez pilotos porque es normal que te sobren.

Os leo.

3 comentarios:

enrique dijo...

La F1 no deja de ser un deporte peculiar. Nada se parece a la F1, ni siquiera las motos. Y com esa particularidad hemos de convivir. O aceptamos sus premisas o nos buscamos otro deporte favorito. Dicho esto... A mi me sobran casi los mismos pilotos que a ti, pero porque no aportan nada, o aparentemente nada (mas allá del dinero), y los equipos tampoco se esfuerzan en publicitar ese valor extra que aportan. A lo mejor, porque les da vergüenza reconocer que "solo" aportan dinero.

Anónimo dijo...

Lo que me sobra a mí es que pilotos de la actual parrilla estén quitando el puesto a otros con mucho mayor talento frente al volante, pero la Fórmula 1 y el business han sido siempre y son así.



King Crimson

RAGOMCO dijo...

Te leo. Buenas noches.