domingo, 9 de abril de 2017

¡Homérico!


En la película El Hombre Tranquilo (The Quiet Man, John Ford), Flynn, personaje que interpreta Barry Fitzgerald, pronuncia hasta en tres ocasiones esta curiosa exclamación haciendo referencia a lo portentoso que le resultaba Sean Thornton (John Wayne): ¡Homérico!

Sea porque ya se esperaba o porque no deja de tener cierto puntito bizarro que Williams haya puesto sus FW40 en manos de Lance Stroll y Felipe Massa en el año de su cuadragésimo aniversario como escudería en la F1, lo cierto es que el menú ofrecido por la de Grove en Shanghai habría sacado de sus casillas al mismísimo Alberto Chicote.

No es que estuviera poco hecho o pasado de fuego, o que los ingredientes servidos no se ajustasen a los que venían descritos en la carta, es que la de Claire no se puede permitir este tipo de espectáculos, y mucho menos en una temporada tan señalada como ésta, en la que cuenta, además, con un monoplaza que produce envidia a más de media parrilla...

Bueno, esto es retórica, obviamente. Está visto que se lo pueden permitir y que nadie va a impedir que el gag se vuelva a repetir porque la pareja del año es lo más descompensado que ha parido madre. 

A Lance le faltan todavía bastantes hervores y muchos kilómetros que recorrer por delante. En lo poquito que hemos visto hasta el momento, la normativa 2017 ha puesto de relieve que sólo con el simulador no basta. La pista es más inclemente que nunca y sus sentencias durísimas e inapelables.

Lo escribía hace unas horas: los coches son más largos y la superficie de contacto entre neumático y suelo más grande, el resto son inercias, lo que nos pone en que los errores de conducción se pagan demasiado caro la mayoría de veces. Hoy no ha sido culpa del canadiense, bien es verdad. Se ha visto apeado de la carrera a las primeras de cambio por el golpe que ha propinado a su vehículo el Force India de Checo Pérez, pero nos entendemos... Neumáticos tibios, pista baja de temperatura, pocas tablas en este circuito, falta de experiencia, el impacto y sanseacabó, fin de la historia.

Lo de mi Felipe también tiene explicación aunque siga resultando asimismo incomprensible, porque su repesca de la jubilación y la pertinencia para servir de hombre anuncio a Martini no justifican tanta inanidad sobre el asfalto. El brasileño es todo un señor conductor, al menos se le presupone, y con un FW40 propulsado por una UP Mercedes-Benz, cualquiera en su situación habría sido capaz de meterse en los puntos. ¿Sabéis qué unico piloto impulsado por una unidad de potencia de Stuttgart no lo ha hecho...?

No estoy hablando de capacidad, lo estoy haciendo sobre la actitud que se le debe exigir a un tipo como él, en un momento en que la responsabilidad de echarse el equipo a la espalda le corresponde por entero ya que su compañero es un novato.

Lo comentaba antes: lo malo no es que no haya por dónde meter mano a este panorama, lo esencialmente proterbo es que todos sabemos que no va a cambiar en 2017 y que si otras temporadas siempre se podía echar mano de cualquiera de las abundantes excusas que rodeaban la actividad de Grove, esta campaña, como nadie lo remedie, se habrá tirado al retrete en un momento en que los numerosos aficionados de Williams merecían un poco de más respeto por lo mucho que han aguantado y por lo que aguantarán. ¡Son 40 años, coño!

Homérico, no, lo siguiente...

Os leo.

2 comentarios:

anonimo dijo...

Además de kilómetros, a Lance posiblemente le falten también horas de gimnasio. En una de las transmisiones por TV el relator mencionaba que "ladeaba" su cabeza en las curvas mucho más que otros pilotos.

Jota dijo...

¿No habría tenido opción la señora Williams de llamar a la puerta de Button?
Personalmente hubiera preferido al inglés por encima del brasileño.
¿Cómo lo ves?

Un saludo.