sábado, 17 de diciembre de 2016

Vamos para bingo


Parece que fue ayer cuando Niki anunciaba, con cara de Papa Noël, que tras el anuncio de retirada de Nico casi toda la parrilla se había puesto en contacto con Brackley.

El tiempo fue pasando y comenzaron los más que inevitables descartes. Los contratos trabados suponían un oneroso contratiempo y hubo quien se atrevió a preguntar ¿quién había llamado a quién? El propio Lauda perdía los nervios y venía a decirnos, más o menos, que lo que había hecho Rosberg no era de recibo, que los auténticos campeones no abandonan su equipo sin avisar. Y hubo entonces quien dio un pasito p'alante y otro p'atrás, para terminar cuestionándose en público qué parrilla era esa que había llamado a Brackley únicamente para tocar las aldabas del personal.

Desde el pasado día 2, instante en que conocemos que el Campeón del Mundo 2016 se retiraba, han transcurrido tan sólo diecisiete jornadas, dos semanas y un pelín, tiempo a todas luces suficiente como par haber resuelto un problema en apariencia sencillo, pero sólo si damos crédito a lo amplio de la oferta de candidatos para ocupar el asiento del alemán en Mercedes AMG, porque en caso contrario, y tal y como mencioné el día 5 aquí mismo [La feria de las vanidades], el susodicho problema era en realidad de los gordos, ya que ni consistiría en cambiar un tipo por otro, ni habría material de calidad disponible como para efectuar el cambio.

Nico entra dentro de lo que este año se ha abundado en denominar piloto sobrevalorado. Da lo mismo lo que hayamos podido leer de un par de meses a esta parte. Basta tirar de hemeroteca y enlaces viejos, para comprobar fácilmente cómo se ha de lesionado constantemente su figura desde 2014 poniendo en cuestión desde su hombría en pista a su capacidad profesional. Y este hecho, en apariencia inocuo, es el que contiene la respuesta a todo lo que está pasando.

Brackley no necesita un nuevo juguete para Hamilton, ni un conductor tan rápido como el británico, precisa de alguien que cubra las carencias de éste en el equipo.

De ser como se nos proponía desde la prensa especialista durante los primeros días de este torneo a ver quién acierta primero, hace tiempo que Pascal Wehrlein habría sido ratificado como ocupante del puesto dejado vacante por Rosberg. Es alemán, conoce la escudería, sus protocolos, el funcionamiento interno, tiene experiencia con el vehículo de la casa porque ha ejercido de piloto de pruebas, y sus supuestos arranques no deberían suponer un problema: es un chiquillo entre gente adulta.

Voy más lejos. Es ahora cuando ha surgido esto del temperamento como traba. En el DTM, en Manor, o sirviendo a la causa, esto mismo se ha considerado hasta hace muy poco casi como un valor añadido. En la actualidad, simplemente sirve como excusa para ganar tiempo.

Tiene que haber algo más, obviamente, y yo apostaría, como dije el otro día, a que quien ha trabajado de lo lindo en el simulador con el W08 ha sido el sobrevalorado.

Ni Pascal ni Lewis, ha sido Nico. Lo que nos pone en que para sustituirlo se requiere de alguien que haya tenido contacto con el material del año que viene aunque sea en otra escudería. Bottas es el candidato perfecto. Está en la esfera de Toto Wolff, conoce la unidad de potencia Mercedes-Benz y ha trabajado con el prototipo del FW40. Dicen que es un tipo tranquilo...

Pero existe un inconveniente: sacar a Valtteri de Williams supone que Brackley endose a Grove su problema, lo que explicaría que se haya abierto la vía Massa para cerrar la hipotética brecha que se podría producir en la de Claire.

No os aburro. Sé que es mucho pedir, pero si fuese posible dar marcha atrás para resarcir la figura de Nico desde 2014, por ejemplo, estas diecisiete jornadas de pagafanteo y marear la perdiz que llevamos encima, se habrían resuelto de manera mucho más simple: de Mercedes AMG se marchaba el tipo que le hacía los deberes a Hamilton, y su sutitución pasaba inevitablemente por encontrar un piloto a la altura de tan alto cometido, y, además, con tragaderas amplias como para aguantar al de Tewin.

Sin duda no cantaríamos bingo, pero al menos habríamos cantado línea.

Os leo.

2 comentarios:

iñaki dijo...

Me gustaría añadir que salvo por el color de pelo, y las tragaderas que se le suponen, BOT y ROS se parecen como un huevo a una castaña.
La figura de Ros se está resarciendo ahora, evidenciando que mandarles a Parla ha sido decisión medida, trabajada y profesional.
Su sombra será larga y no descartemos que en 2018 este en la parrilla. ¿ Habrá dado Nico otra lección más este año? La última de 2016, pero creo que no la última en la F1

Anónimo dijo...

Lo que yo decía, Rosberg a mandado a la m. a todo el mundo.