sábado, 23 de julio de 2016

El diablo cojuelo


Si don Cleofás Leandro Pérez Zambullo levantara la cabeza, y fuese aficionado a la Fórmula 1, claro, doy por cierto que pediría consejo a su travieso compañero de aventuras por intentar comprender qué demontres sucede con nuestro deporte en España, que de puertas afuera no levanta cabeza porque es alonsismo puro y no ofrece cobijo a ningún otro piloto que no sea el asturiano, y de puertas adentro, mire Vuecencia por dónde, lleva tiempo cerrando filas alrededor de Hamilton viendo en cualquier oportunidad que presenta Rosberg, poco menos que un agravio que habría de suponerle su condena a pena de hoguera.

No contentos con aventurar que si pierde este Mundial el británico será más por injustas fatalidades que por falta de manos o arrojo, al vástago de Keke se le mira en estas tierras siempre de reojo, o aojado, que tanto viene a dar, cuando, al menos tan pillo como el de Tewin sorteando el reglamento o aún exprimiéndolo hasta sus últimas consecuencias, el teutón ofrece muestras de no tener ni un pelo de tonto.

Ha sido que Alonso haya cometido un error en la cronometrada de esta tarde provocando el despliegue de banderas amarillas, que el de Oviedo ya ha regalado la pole a Nico, quien con arteras intenciones se ha pasado por el forro del calzón la obligación de aminorar velocidad y propósitos —o si la atendió fue tan sutil que ni se notó—, saliendo vencedor, en todo caso, de un lance que desaprovecharon otros menos avispados pero más legales, Lewis entre ellos, que no vieron ni de lejos la oportunidad de llevarse un Pikachu como premio a tal travesura.

Comprenderán Vuesas Mercedes que no salga de mi asombro. Don Antonio Lobato sí era pecador, y confeso, y reincidente y contumaz, y pesado de cojones señalando al enemigo. Pero Josep Lluis Merlos y mi buen Villadelprat no eran de esos...

La Inquisición, que no vio nada malo en que Hamilton sacara de la pista al alemán en Austin 2015 entre otros sitios, que entendió que en Barcelona de este año la culpa era compartida y miró para otro lado durante la salida en Canadá, ha olvidado las alabanzas que recibió Vettel por su sorpasso podemita a dos rivales en la calle de acceso a garajes en China, y ha llevado a la FIA a meter mano a Rosberg pero sólo de mentirijillas. 

Como bien explicaba El Abuelo en Twitter, Hungaroring dispone de 3 sectores cronometrados con 19 puestos de banderas. El S2, donde ha tenido lugar el incidente Alonso, está compuesto por 7 secciones con capacidad para hacer ondear banderas. Con que Rosberg haya atendido el que le correspondía, asunto resuelto.

Nico mantiene la pole y lo hace legítimamente. Los que no deberían mantener ni la compostura son los que siguen alabando a Lewis por lo pícaro que resulta incluso cuando se pasa tres pueblos, mientras cargan las tintas sobre su compañero cada vez que el británico toma una ración de su propia medicina. Se les ven los costurones. Siendo sincero, se nos ven a todos. España no es alonsista sino hamiltonista de pura cepa, y a las pruebas me remito. La fiesta va por barrios, desde luego, pero si no estás libre de pecado no oses tirar la primera piedra.

«Don Cleofás, espumando valor, prerrogativa de estudiante de Alcalá, le dijo:

—¿Eres demonio plebeyo, o de los de nombre?»

Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La que ha liado Fernando, siempre dando que hablar. ;)





King Crimson

Aficionando dijo...

Pinta bien la cosa hoy.

Aficinando dijo...

La Q2 de ayer dejó sin argumentos a los haters de Alonso y demostró lo que yo siempre había pensado: que lo de Button con lluvia es un mito y que en condiciones difíciles el asturiano tiene manos de oro. Confirmó también que a Kimi le gustará correr en rallies pero el agua no le va. Massa, lo acostumbrado estas condiciones y Vettel difuminado, cabreado y desilusionado. Sabe que Ferrari alcanzó su punto más alto hace ya unas cuantas carreras y sólo le queda conservar la quinta posición y ganar a su compañero.