martes, 19 de abril de 2016

La clave de China es redonda


Olvidad por un momento que al fondo de la instantánea se puede ver a Jean Todt haciendo ejercicios de estiramiento de cuello. Olvidad también, que en primer plano aparece la segunda unidad de el coche de Alonso (sic) con Jenson Button en su interior. Pensad por un momento en que nada es lo que parece y que por tanto, no vamos a hablar ni de McLaren ni de la FIA, sino más bien de la incidencia que ha tenido el actual sistema de elección de compuestos en el desarrollo del pasado Gran Premio de China.

Pirelli ha mejorado, al menos esa es la sensación general, y los que hasta hace nada eran firmes defensores de la «obsolescencia programada» de las gomas italianas como hito del moderno concepto de competición, han visto colmados sus anhelos de reconocimiento público y afirman ahora como auténticos gallitos: ¡Veis!

Sí, veo por ejemplo que entre las dos obsolescencias programadas a las que había que atender por obligación hasta finales de la temporada pasada, se ha sumado una tercera por recomendación de los equipos, que por cierto, no fue bien vista en inicio por la milanesa: «Fue solicitado por los equipos, no fue algo que nosotros propusimos. [...] Con este escenario cada equipo puede decidir cuál será su mejor compuesto. Así que le quita responsabilidad a Pirelli y se la pasa a los equipos.» [Paul Hembery, Pirelli cree que ahora la responsabilidad será de los equipos].

Veo también que las escuderías han sido las principales promotoras de la incorporación de la calidad Superblanda (Supersoft) al elenco de neumáticos tradicionalmente elegidos por Pirelli para este tipo de pruebas, una demanda que sea dicho de paso, había sido reiteradamente solicitada por los aficionados desde que el mundo es mundo —se elegían las calidades Media y Blanda para los Grandes Premios de Australia, Bahrein, China y Rusia de 2014, y se repetía selección en 2015 para las tres primeras, pasando a Blandas y Superblandas en Sochi—.

Veo obviamente que las escuadras han tirado del proveedor único, y que éste, no teniéndolas todas consigo o molesto por el cambio de escenario, se palpaba la ropa obligando a que la solicitud de gomas se efectuara con 14 semanas de antelación a la disputa de la prueba correspondiente, y a que las presiones de las ruedas sean conocidas por los equipos sólo el jueves anterior a la carrera, nunca antes.

Y aquí estamos. Las peticiones de neumáticos —hasta el Gran Premio de España— se han realizado completamente a ciegas y sin poder contar con el Ultrablando hasta Mónaco sin que se sepa muy bien por qué. Para rematar la faena, sin experiencia con el producto (los entrenamientos de pretemporada empezaban el pasado 22 de febrero) y una vez conocida la selección, Pirelli se arroga la última palabra a la hora de alterar las propiedades mecánicas de su material mediante las presiones mínimas.

Y llovía el viernes en Shanghai, y seguía haciéndolo el sábado por la mañana. Venía la diosa Fortuna a vernos. La temperatura del asfalto no era la adecuada ni la prevista ni siquiera en calificación; y el domingo lucía el sol y la pista disponía de más calor...

«Aunque con el tiempo es probable que todos prefieran prácticamente las mismas opciones por carrera, pienso que para el final de la temporada estaría sorprendido si los cuatro equipos principales no tienen exactamente las mismas selecciones, lo cual va contra el objetivo acordado, pero esa es una consecuencia en F1, ellos intentan reducir las variables.» [Pirelli cree que ahora la responsabilidad será de los equipos].

Como decía Hembery, ellos (los equipos) intentan reducir las variables yendo en contra del objetivo acordado, pero lo cierto es que llevamos tres pruebas repletas de espectáculo. A lo peor fallaba el objetivo, sería cuestión de mirarlo...

Os leo.

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