martes, 5 de enero de 2016

Queridos Reyes Magos. Dos puntos...


He sido malo durante 2015. Esta noche, si vienen los Reyes Magos, lo más seguro será que me traigan carbón, y eso si se acuerdan.

Aquí arriba, entre el Olentzero, Papá Noël, los tres Astrólogos y las tradiciones impuestas por El Corte Inglés, uno se pasa las Navidades entre comidas y cenas, entre acabar con los sobrantes un día o dos después con suerte, o en tres o cuatro si no la hay; y por supuesto, entre anuncio de perfume y anuncio de perfume, como todo pichichi. Pero soy más de Magos de Oriente que de otra cosa, porque incluso cuando no te portas bien, como es mi caso, te regalan algo con que endulzar el paladar.

Bien mirado, tanta fiebre de fiestas que no nos caben en el zurrón y tanto consumible que regalar, nos hacen olvidar durante un par de semanas cómo nos consumimos nosotros el resto del año, y acaso, lo bien que viven los publicistas que diseñan los coño anuncios de perfume. Lulù? Oui, c'est moi!

En pleno debate sobre si Reyes Magos, Reinas Magas o Reyes Magos interpretados por mujeres, la cabeza se me va hacia esos seres humanos que esta noche mágica se multiplicarán por dos o por tres, o por lo que haga falta, con tal de obrar el milagro de arañar una sonrisa a sus hijos o seres queridos mañana por la mañana, sin que entonces importe demasiado si son solteros o casados, o divorciados; si son hembras o varones; si están solos o forman parte de una pareja de hecho, de facto, o de no queda otra que aguantar.

La magia está ahí. Esta noche y las otras. Pero como os decía antes, para mí más en ésta que en las otras...

Al que no sé qué le van a traer sus Majestades es a Bernie. La Fórmula 1 no pasa por uno de sus mejores momentos. Tantos años haciendo de trapecista sin red, algún día tenía que suceder lo inevitable, e imagino que habrá que hacer como don Sergio Marchionne, quien ayer por la tarde, cuando las acciones de Ferrari cerraban en la bolsa de Milán por los suelos, después de haber sufrido durante el mediodía un parón en su cotización por exceso de volatilidad, cogió un papel cualquiera y comenzó a escribir: «Queridos Reyes Magos. Dos puntos...»

Sin  mitos no somos nada. Necesitamos creer. Así que cuando escribí mi carta a los Reyes Magos de Oriente, yo también la comencé como don Sergio, pero no para solicitar un milagro, sino para implorar de su generosidad que 2016 nos ofrezca una temporada inolvidable. Eso y obviamente, un escáner A3 y una Meisterstuck para que con ella dedique mis libros... Aunque lo más seguro será que me traigan carbón, y eso si se acuerdan.

Os leo.

1 comentario:

iMAM dijo...

Una slow coocker!!
Como en la cocina de carbón de mi abuela, así se cocinan los platos buenos, mucho tiempo, poca temperatura... Eso deshace el colágeno de los tejidos, conserva los sabores, y mantiene las texturas.
A mí fijo que me regalan una slow coocker, la vi escondida en el armario, la vi el año pasado y no me la dieron, igual le faltaba un año, o uno o dos talkens de esos... ¡O como se llamen!