jueves, 10 de diciembre de 2015

Business is business


No me cae bien. No me ha caído bien nunca, ni he entendido jamás a quienes veían en él alguien indispensable, un ejemplo a seguir porque business is business. Sin embargo, hoy ha estado graciosa la bruja de Blancanieves. 

Borracho de venganza porque las cosas no están saliendo como quería, porque quizá se siente Rey Lear, Bernard rechaza que le llamen Bernie, y como hacía Errol Flyn ebrio de alegría, arranca al piano melancólicas notas con su herramienta, en las que narra entre negras y corcheas, cómo ha vendido la Fórmula 1 y cómo sus hijas le han vendido a él.

«Mercedes ha ayudado a Ferrari a mejorar el motor 2014, lo que explica la significativa mejora en la temporada 2015 [...] Estamos aquí para que la gente se divierta. No para que Mercedes y Ferrari vendan coches...»

Fabiana ha entrado en escena, toma cariñosamente su mano y se lo lleva dócilmente. Seguramente, el viejo se desdiga mañana como esos edificios que se niegan a seguir las indicaciones de la dinamita que vaporiza sus cimientos... En pie, siempre en pie, aunque nos sepamos heridos de muerte.

Vivo entre ancianos. Sé de sus amores y sus egoísmos miedosos. De sus envidias y sus temores. Una parte de mí entiende al boss. La otra se niega a caer en la trampa de la empatía. 

El escorpión es capaz de suicidarse y llevarte consigo, y Bernard se está inmolando para llevarse por delante todas las arquitecturas que ha construido. Todas las promesas que ha hecho, las que ha cumplido y las que sabía que no podía cumplir. Huye porque se sabe impotente y resulta ahora, peligroso como un búfalo macho al que le han cerrado la puerta; como Nerón quemando Roma para echar la culpa a los cristianos.

Y no puedo evitar decir a los de los números y las estadísticas, que su mundo se ha volatilizado. Y a los del alonsismo como culpable de todos los males, así como a los del Alonso se ha equivocado, que se lo piensen dos veces antes de volver a señalar a nadie. El mandamás de todo esto se queja de que sus artimañanas no han hecho otra cosa que crear monstruos. Pudo evitarlo, sí, pero no lo hizo porque las deudas de honor apretaban y él, en el fondo, ni es imprescindible ni buena gente. 

Business is business y como consecuencia, a Vettel se le respeta poco tal vez porque lleva razón Will Buxton (NBC) cuando afirma: «Tyre regulations were changed, technical regulations were changed because Red Bull were upset that they weren't competitive.»

Normal que con esto y lo de que Mercedes ha ayudado a Ferrari a recortar distancias en 2015, que los héroes actuales sean héroes menores y Giorgio Piola no sepa todavía cuándo llevaba yo pantalones cortos. 

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta Bernie. Es muy claro, no se esconde salvo para sus trapicheos y eso nos permite distinguir a valientes que intentan ir a su aire de trepas y oportunistas que no serían gran cosa de no estar cobijados bajo sus favores.
Se agradecen los filtros que te permiten ver a la gente tal cual es.

Saludos
Sr.Polyphenol