sábado, 23 de agosto de 2014

I could love a million girls


Uno tiene fantasmas familiares para echar el rato con ellos mientras tomas café y permitirles que te recriminen que ir de verso libre por la vida no acarrea otra cosa que problemas. Hay que optimizar los recursos —me han dicho esta madrugada—, que luego te valoran por los resultados...

Los resultados, siempre los benditos resultados. El tanto tienes tanto vales de toda la vida, como si en esta no fuese admisible otra cosa que intentar parecerse a Steve Jobs, Bill Gates o Jeff Bezos...

En fin, he vuelto a las viejas costumbres. Lejos de dormir a pierna suelta he comenzado la fase de aclimatación para que el lunes me resulte más sencillo enfrentarme a lo que dejé en suspenso el 30 del mes pasado a las 19:00 horas. En estas tres semanas he hecho casi de todo menos levantarme antes de que cante el gallo, pero hoy no, hoy he despertado yo al animalico porque para eso estamos, para echarnos una mano, y porque las mejores horas para escribir son estas, qué carajo, cuando no hay nadie alrededor y el tiempo fluye mansamente y sin presiones.

Total, que haciendo bueno aquello de que a quien madruga Dios le ayuda, entre pitos y flautas he terminado definitivamente los capítulos que dedico en mi libro a Lewis Hamilton. Cuatro en total, el que abre el tomo y se titula «¿Por qué odio a Lewis?»; el correspondiente a la temporada en que obtuvo su primer título mundial, «2008, la corona de espinas»; el que le dedico como uno de mis pilotos de cabecera en la actualidad, «Yerra o revienta»; y el que pretendo que cierre el volumen, «¿Por qué amo a Lewis?».

Sin duda podría haber un quinto capítulo de dedicado a él si el de Stevenage consigue la corona de pilotos este año. Obviamente, el que enmarca la temporada 2014 será el último que cierre aunque ya lo tengo bastante avanzado, y es que con exhibiciones como las de ayer sobre Spa-Francorchamps durante la primera jornada de entrenamientos libres para el Gran Premio de Bélgica, lo de que el británico pueda lograr su segundo título mundial cada vez me parece más y más posible.

También es cierto que en las Ardenas los Ferrari anduvieron muy bien, y a pesar de que no soy de los que creen que los F14-T vayan tan cortitos de combustible como se les presupone, lo cierto es que prefiero ser cauto y esperar a dentro de unas horas para comenzar a hacer estimaciones de cara a la prueba de mañana.

Mis fantasmas familiares me advierten una y otra vez de que estas no son horas para publicar entradas, pero de nuevo les voy a llevar la contraria. Total, si les doy la razón ahora, de qué demonios charlaríamos mañana...

Os leo.

No hay comentarios: