lunes, 3 de febrero de 2014

¡Espejito, espejito mágico!


Mientras Dietrich Mateschitz (Red Bull y Toro Rosso) se muestra reacio a la imposición de límites presupuestarios en F1, hay integrantes de la parrilla que las están pasando canutas y no por derrochadores, precisamente.

Quien no ha puesto en subasta sus habitáculos, los ha vendido directamente porque ha habido que pagar las nuevas unidades de potencia y el dogal económico apretaba demasiado a la hora de hacer las carrocerías, por no mencionar la extrañezas pecuniarias que rodean en la actualidad a Lotus, una escudería que como hemos mencionado en otras ocasiones, no ha sido de las llamadas del montón durante 2013.

¿Se pagan los esfuerzos por estar arriba, en medio o lejos de la cola? Sin duda. Si hay algo diamantino en la Fórmula 1 es que no es un deporte para pobres por mucho que Max Mosley acuñara aquello de la F1 Low Cost, de manera que intentarlo, simplemente intentarlo, suele salir por un pico y medio que no todos pueden pagar, y si no se pueden asumir las responsabilidades diarias con lo que se cobra por participar, o se cierra el chiringuito o habrá que inventar nuevos caminos para seguir al menos un año más...

Es el cuento de nunca acabar, la serpiente de Ouroboros que como la vulgar pescadilla española, carece de inicio y final porque su extremidad posterior y su cabeza, en el fondo sólo se distinguen por cuál de ellas tiene dientes. El deporte es caro y necesita mucho dinero para seguir siendo caro, no nos engañemos. Pregona que busca ser contenido para seguir siendo caro y exclusivo porque si lo fuera, a barato me refiero, el glamour se desvanecería junto a los patrocinadores, que huirían en masa porque nadie quiere participar en algo que huele a pobreza.

Y el caso es que como también he relatado en otros momentos quizás ahora algo lejanos, el interés televisivo tiende a fijarse más en los de abajo que en los de arriba y de suyo, se podría admitir que en proporción, los pobres salen más rentables que los ricos en cuanto a espectáculo.

Pero el reparto es el reparto. Bernie se reúne con la peña en una playa desierta, de noche, alrededor de una hoguera, y atendiendo a una lógica distinta a la que he expuesto en el párrafo de arriba, paga menos a quien más contribuye que a quien más soso y predecible resulta en pista, sobre todo a partir de la quinta vuelta, ayudando así a llenar la saca de quien más tiene y más gasta en detrimento de quien a todas luces resulta más económico, entre otras cosas, porque no le quedan otros bemoles.

Mientras las gradas de los circuitos se van quedando vacías, a nosotros nos parece una burla que el Caterham CT05 parezca un cochecito de Lego o que el MR03 de Marussia sea feo como para matarlo. Tampoco nos gusta que haya pilotos de pago, ni que nos pongan tropecientos anuncios publicitarios en mitad de una carrera, ahora bien, ni soñar con aceptar eso de que nos cobren por una retransmisión sin cortes...

Hay algo magnético en la Fórmula 1 que lo trasciende como deporte, no me digáis que no. Como actividad es injusta, despiadada y brutal, incluso caben en ella contrasentidos como el que existe entre un tipo forrado de pasta que se postula a favor del gasto sin límites y el de una escudería como Lotus, que habiéndonos dado el año pasado un montón de gratísimos momentos, sin duda muchos más que Red Bull, puede tener a estas horas sus días contados por falta precisamente de lo que le sobra a don Dietrich. En todo caso, reconozco que dan ganas de acercarse a su reflejo para preguntar: ¡Espejito, espejito mágico...!

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Alguien entendería un partido de futbol digamos un Madrid-Barcelona en el que se cortase de cada diez minutos dos para hacer publicidad aun dejando una ventana diminuta para medio-verlo? Ya... me vais a contar que tiene descanso el partido pero una carrera también tiene antes y después mucho tiempo extra para los publicistas. Me parece una especie de tortura china el método que se usa en F1 hoy en día para que se retransmita de forma abierta.
Yo no dudaría en apoquinar dos o tres euros para poder ver una carrera "como Dios manda" aunque jamás lo he hecho con el futbol que también se puede.
Pilotos de pago creo que ha habido siempre. El propio Lauda tal y como muestra "Russ" parece que empezó así. Quizás lo que no sea de recibo es el que lo sean la mitad de la parrilla.
No hay que engañarse porque desde luego este es un deporte caro donde les haya y los tiempos no ayudan demasiado.
Alvaro.

GRING dijo...

Álvaro: Pero resulta que los datos que ofrecen las grandes empresas a nivel mundial (no todas, obviamente)indican que la "crisis" les está funcionando fantásticamente, y que la están "utilizando" para extraer todavía más de los pobres sufridores con la connivencia de una casta política soportable sólo por la candidez de unos pueblos que están soportanto un ataque moral sin precedentes en los últimos 50 años.La F1 siempre ha sido un deporte caro, pero si el personal se empecina en que persista al frente un individuo indecente que es el mascarón de proa de un grupo financiero que invierte en esto por la misma razón que lo hace en muchísimos otros sectores, para maximizar su inversión, sin importarle un pimiento el futuro del asunto ni de quienes lo llevan a la práctica, y los aficionados les reimos las gracias tolerando insultos a la inteligencia como el espectáculo bochornoso de los dos últimos años o que nos corten las carreras para publicidad que pueden hacer de otras formas menos intrusivas, el futuro que nos espera es bastante oscuro. Los más de 50 millones menos de audiencia en 2013 es una bofetada en la cara de estos malnacidos, que verás como no les sirve para aprender y pensar exclusivamente en la afición: La única verdadera razón de todo esto. Un saludo