sábado, 8 de febrero de 2014

Ciclogénesis explosiva


Cuando por estas fechas las ciclogénesis explosivas de la neolengua golpeaban la costa del Cantábrico en 2013, creo que os recordé que antaño, cuando no resultaban previsibles, se las llamaba galernas y que hubo en concreto una muy famosa por aquí arriba, en 1912, creo, que arrojó como saldo un montón de naufragios y muertos en la mar y la sustitución radical de aquellas popas de culo de pato que distinguían a los pesqueros de comienzos de siglo pasado, por otras más apropiadas para capear temporales. En fin, doce meses después seguimos sufriendo este tipo de inclemencias en el norte y no una o dos por año, sino varias y además consecutivas, lo que a los más viejos de Gorliz, pueblo costero nutrido de marineros jubilados, maquinistas jubilados y algún que otro capitán también jubilado, todo esto les suena raro de cojones…

Será fruto del cambio climático o algo totalmente natural, o del HARP o la NSA, un suponer, pero como digo, no parece muy normal que sigamos sufriendo el azote de los vientos y la lluvia como si tal cosa, con la flota amarrada en puerto porque en el agua, olas de ocho u once metros se apuestan lo que no tienen a ver cuál de ellas acierta a quebrar todo lo que se menea, y es que de Lugo a San Juan de Luz la mala baba se ha desatado contra nosotros en forma de temporal y agua, como si fuese una plaga bíblica.

En fin, estamos en alerta naranja y hoy estaba previsto que nos alcanzará otra y el cielo permanece en estos momentos con un color negro que no augura nada bueno, pero esto va de Fórmula 1 y a ella me remito por aquello de echar la tarde, porque ayer, aprovechando una de esas tonterías que tiene en cartera la FIA, que consiste en que los equipos pueden correr unos metros fuera de lo que se denomina entrenamientos oficiales, Lotus hacía rodar un remedo de su E22 en un evento celebrado en Jerez, que aprovechaba Renault para sacar un poco de pecho antes sus clientes.

Lo de menos en la intención de esta entrada es que la de Enstone haya perdido los primeros test de pretemporada para tardar unos pocos días más en presentarse en el mismo escenario a rodar unos metros de película que no importarán a nadie haciendo unos kilómetros que sí que importan, o que la motorista gala, después de haber doblado la rodilla ante sus rivales hace una semana escasa, también en tierras andaluzas, haya aprovechado la coyuntura de un filmimg day como otro cualquiera, a la hora de mostrar hasta qué punto ha resuelto sus problemas de unos días pasados ante Red Bull, Toro Rosso y Caterham, los equipos a los que suministra unidades de potencia.

Lo importante para mí, en este caso concreto, estriba en lo cortoplacista y miope que resulta la planificación de la FIA, que incapaz de resolver una contingencia como la propuesta por algunos equipos a finales de diciembre pasado, cuando se preveía que Renault no llegaba a estar lista para Jerez ni de lejos, ha transigido con la ortodoxia y las reglas cuando otras veces este tipo de cosas se la traen al pairo, consintiendo en que con lo de la de Enstone de ayer, escudería que casi rodó sobre el circuito jerezano tanto como Red Bull hace unas jornadas, no gane absolutamente nadie.

Farándula, postureo, llamadlo como queráis, incluso ciclogénesis explosiva si os apetece, pero Lotus ha tomado pie en la Fórmula 1 de este año con siete días de retraso, los mismos que ha necesitado Renault como proveedora, para demostrar que sabe resolver sus inevitables contratiempos.

¿Para este viaje hacían falta alforjas? Me temo que no, con un poco de sentido común habría bastado, aunque sé que es mucho pedir. Pero esto es Fórmula 1 y si pestañeamos nos la perdemos, como diría Gonzalo Serrano. Viva en todo caso el espectáculo.

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