domingo, 23 de febrero de 2014

Aldo y la buena estrella


Aldo Costa es una de esas personas a las que se acaba cogiendo un profundo cariño. Cuando estaba en Maranello era la diana de las iras de los que definiéndose como entendidos, arremetían contra él como foco de casi todos los males que aquejaban a la de Il Cavallino en 2011, exigiendo su salida inmediata y su cambio por un british, así, en plan intercambio de papeles, y como Pat Fry ya andaba por allí haciendo de mano derecha de Costa precisamente, como que el futuro de la rossa comenzó a pintar de golpe y porrazo de rosa.

Pero se ve que Fry no era todo lo british que se precisaba, porque pasó 2011 y 2012 también, y en 2013 se anunciaba la arribada de Allison como refuerzo en La Scuderia

No me voy a poner a preguntar si dos british valen lo mismo que un Aldo porque me sé la respuesta y en el fondo no es a lo que iba en esta entrada dominical que huele a lucha desigual entre minúsculo David y fútbol Goliat, gigante donde los haya que no deja ni las migajas para aquellos que en días de asueto como hoy mismo, hacemos gala de profesar otros amores deportivos que nada tienen que ver con dar patadas a una pelota.

En fin, decía que Costa es un tipo al que le coges cariño sin apenas darte cuenta, porque es transparente y su aspecto afable y su sonrisa casi permanente, porque siendo italiano no pretende pasar por británico y porque aguantó estoicamente todo lo que le cayó encima en aquel entonces, incluso que cuando lo llamó Ross Brawn para fichar por Mercedes, los de la primera frase argumentaran con bastante simpleza, que el grandullón estaba haciendo un favor al viejo amigo.

Y el caso es que el favor de los demonios debió ser mutuo, porque fue llegar Aldo a Mercedes AMG y que comenzaran a pasar cosas. Obviamente él no era el responsable. Era una pieza más de un engranaje que tras tres años naufragando, convenientemente renovado y sin Norbert y Michael, comenzaba a ofrecer resultados. Y ha llegado 2014 y Ross ya no está aunque queda su legado y su visión del mundo. Nico y Lewis van como tiros porque el W05 parece una pequeña obra maestra a pesar de que Aldo el desterrado ha contribuido a tallarla desde la mesa de dibujo.

Pienso en las estrellas y en si te miran con el ojo bueno o con el malo. Si andas solo por el mundo puedes tornar el mal augurio en fortuna a poco que seas algo espabilado, pero como trabajes en grupo y alguien te señale como mal de males, vas listo como no cojas el petate y busques una estrella que te mire mejor. Parece sencillo pero no lo es tanto, e intuyo por tanto que Aldo tuvo una suerte genuina cuando en su camino lejos de Ferrari encontró la estrella de tres puntas que le ilumina ahora, porque a partir de los éxitos es más fácil seguir cosechando más y más éxitos que cuando con las piernas rotas o descoyuntado, el fracaso comparte contigo la almohada y el desayuno, y el almuerzo y la cena si nos ponemos.

Me alegro como no podéis imaginar que un buen ingeniero como Costa esté detrás de una cosa tan bonita y eficaz como el W05 de Mercedes AMG. Le sentaba mejor el blanco y el rojo de sus antiguas camisas, es cierto, pero así y todo, de blanco y pantalón oscuro, se le ve más feliz que antes y eso es lo que cuenta.

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