miércoles, 8 de enero de 2014

Please call again


Desde que tengo uso de razón en este blog, todos los años dedico una o dos entradas al asunto que voy a tratar hoy: la medida ignorancia a la que somete el deporte al aficionado.

Creo que lo mencionaba hace poco Montezemolo al respecto de la visión que tiene de las cosas Bernie, y al flaco favor que se le hace a la actividad aplicando un prisma tan cortoplacista como idiota, que lo mismo quita del canal Youtube un video que puede resultar interesante desde el plano mecánico o deportivo, que aniquila otro tan inocuo como una abuela comiendo pastel en una fiesta de cumpleaños. La cosa actual consiste en eliminar, ocultar, desposeer al aficionado de lo poco que le queda. Y no hablo de aspectos secretos, hasta ahí podríamos llegar, sino de erradicar todo contacto entre las entrañas de la actividad con quienes la damos sentido.

Resulta curioso valorar cómo no hace tantos años, la asequibilidad era el pan de cada día y cómo ahora, que en principio Internet lo ha puesto mucho más fácil, la Fórmula 1 persiste en mantenerse alejada de la realidad que le toca vivir así caigan chuzos de punta.

Esta mañana, por ejemplo, que me la he pasado en la cama porque llevo encima un catarrazo de mil demonios, me he entretenido siguiendo la estela de una imagen publicada en Twitter en la que juro por todos los dioses que apenas se veía nada, pero que así y todo, ha originado un montón de especulaciones.

Huelga decir que me he quedado compuesto y sin novia, cosa que no ha evitado que haya renacido en mí esa oscura sensación de todos los años que atiende a que cada vez contamos menos para los manuses que manejan el cotarro. No estoy pidiendo, obviamente, que nos pasen los planos de cada cacharro, ni siquiera que nos expliquen cada novedad que van a llevar incorporada, pero extraño un poco más de información que nos ayude a aliviar estas pesadas horas de espera. Y es que la peña quiere material sobre el que discutir, ideas para ir madurando con los colegas, planteamientos a mano alzada que meterse entre pecho y espalda, y es legítimo, porque llegarán los entrenamientos preliminares y a pesar de que todos sabemos que entre ellos y Melbourne puede haber un mundo de distancia, la indigestión de información que acabará siendo siempre contraproducente, no nos la quita nadie. Total, que nos ponemos en el inicio de la temporada intentando desentrañar los deberes del año pasado, y lo que es más grave, aspirando a comprender qué demonios está sucediendo.

Sucede que a Bernie no le interesa ser claro, que es él quien fomenta tanto silencio y quien quiere manejar la cucharilla con la que nos da la papilla que aterriza en nuestras bocas haciendo el ruido de un avión. Que no es ella la que hace el ruido de las hélices o los reactores, entendámonos, sino el viejo desde su cómoda silla de sabelotodo mesiánico, porque a él y sólo a él, le mola este universo para bobos.

En fin. 2014 está repleto de novedades y si nadie lo remedia, nos las comeremos todas de golpe. Tenemos por un lado un reglamento FIA y una serie de especulaciones a su respecto que hemos podido entresacar de las diferentes exteriorizaciones, escasas en todo caso, de algunos de los responsables de equipos. No tenemos nada y todos los sabemos, y en Jerez, cuando comience el barullo, seguiremos sabiendo lo mismo o parecido que ahora porque las escuderías no están sujetas a la normativa y pueden hacer de su capa un sayo. Seguramente Craig Scarborough y Giorgio Piola nos ayudarán a empezar a salir de dudas, o a ampliarlas si es que no aciertan, pero en todo caso, en Australia empezarán a ocurrir cosas raras que nadie tenía previstas, como si lo viera, porque en el fondo, resultaban de todo punto de vista imprevisibles.

Bastaría que la FIA y Bernie se tomaran un poco más en serio el deporte y a quienes les seguimos, para que el impass existente entre noviembre y marzo fructificara para todos en bien del propio deporte. La primera, se me ocurre, haciendo públicos cuáles serán los baremos que va a seguir a la hora de valorar la legalidad o la ilegalidad de los monoplazas, y el segundo, entendiendo de una vez por todas que el cartelito de «Please call again» supone un anacronismo.

Sé que esto que digo es clamar en el desierto, pero por intentarlo una vez más que no quede. Soy consciente de que la FIA no sabe a estas horas cómo va a ser aplicada la nueva normativa y que Bernie le está cubriendo la espaldas, pero permitidme que lo deje escrito: ¡manda huevos!


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