sábado, 18 de enero de 2014

Como agua para chocolate


Las escuderías han empezado a jugar al gato y el ratón con nosotros a cuenta de que se presentarán los nuevos monoplazas sin que hayamos disfrutado de un miserable entremés.

Lo poco que hemos visto hasta ahora se ha basado en los típicos frontales, escorzos o perfiles, de una tela que tapa un objeto, aunque ha habido quien ha recurrido al cachondo ejercicio de utilizar alguna estampa vieja con tela y objeto, por supuesto, o incluso a enseñarnos un atisbo de F3 previamente oscurecido al Photoshop. Todo con la intención de que sigamos comiéndonos las uñas mientras todavía deshojamos la margarita de cómo serán los vehículos de 2014.

En este sentido, quien se ha llevado la palma en cuanto a ingenio se refiere ha sido Lotus. La de Enstone ha apostado por el minimalismo puro y duro, consciente supongo, de que no hay nada más sugerente en el mundo que un trocito de historia, un encaje o un brillo de pendiente en una oreja insinuada…

Estamos en sus manos y habrá que prepararse para lo peor. Pasados aquellos bellos momentos en que los vehículos se materializaban ante los ojos de los espectadores y asistentes a los respectivos eventos, vivimos instantes en los que el oropel gana por goleada a los hechos. El hype que dicen los finolis, campea a sus anchas e impone sus reglas, de manera que por no avisar al enemigo, las presentaciones se reducen de un tiempo a esta parte a enseñar cosas no fundamentales, a dar una idea lo más aproximada posible mientras el ruido ambiente distrae la atención lo suficiente como que al de dos días o tres, existan al menos quince explicaciones diferentes sobre el mismo suceso.

Es el signo de los nuevos ahoras. Volátiles todos ellos, artificiales sin duda, dispuestos ahí a la hora prevista para que miles de aficionados se dejen los ojos frente a las pantallas de sus ordenadores intentado dar con el quid los primeros y así lo proclamen en la red de redes, todos a una como en Fuenteovejuna, sin que importe demasiado que la prisa nos impida atender a que los monoplazas que veremos en breve diferirán bastante de aquellos otros que con similares vitolas, abrirán la temporada en Melbourne. Esos serán los buenos, para qué os voy a contar.

Sea como fuere, aun transigiendo a regañadientes con el engaño, la cosa de esta semana pinta extraordinariamente bien. 2014 estrena un reglamento técnico que afecta a la mayoría de constantes que definen un coche de carreras, con lo cual, las novedades van a serlo aunque no quieran. Otra cosa será lo que disfrutaremos realmente en las próximas semanas, como veníamos diciendo, porque la normativa FIA se comienza a aplicar a partir de la primera carrera, nunca antes, lo que deja lugar a que las exploraciones más o menos creativas puedan hacer acto de presencia y quién sabe, a que exista incluso algún brindis al sol por aquello de socavar la moral del rival o llevarle a equívoco (magistral estuvo lo de Red Bull con las pegatinas en el RB6). En todo caso, esta pretemporada viene lo suficientemente cargadita como para que podamos barruntar que nadie va a estar por la labor de perder el tiempo tentando a la suerte, la paciencia del enemigo, o acaso sopesando los límites de la FIA.

Ahora bien, conviene recalcar para que nadie se lleve a engaño, que los monoplazas que empezaremos a ver en unos días son los primeros pasados a limpio de los correspondientes diseños. Algo coyuntural en todo caso, que se irá perfilando conforme avancen los entrenamientos y nos acerquemos al fin de semana del 16 de marzo, momento en que debería estar todo listo y probado.

¿Querríamos más? Por supuesto que lo queremos, y yo el primero, pero esto es como la historia del chocolate y el agua, una preciosa historia de desencuentro que a lo mejor tiene final feliz.

No hay comentarios: