domingo, 17 de noviembre de 2013

La prórroga


La dependencia económica actual de la Fórmula 1—abrumadora, si se me permite decirlo—, está dando lugar a una serie de situaciones cuando menos chocantes, por no decir otra cosa, de las que sin duda destaca la cruzada que ha montado Pastor Maldonado por lavar su imagen.

Que conste que entiendo las posiciones que han tomado partidarios y detractores del venezolano, supongo que entre otras cosas porque me pilla lejos ya que el piloto de Maracay no encaja en mi territorio de caza, vamos, que me parece el típico conductor que está en F1 por lo que está, y al que seguramente jamás echaré en falta a pesar de que le he defendido en algunas ocasiones.

Sea como fuere, Pastor forma parte de este deporte porque sus espaldas están cubiertas por el poderoso entramado PDVSA, y lo afirmo rotundamente porque después de tres años ha tenido más que tiempo para demostrar lo contrario. 

Maldonado firmó como piloto de pago con Williams en 2011 sin experiencia anterior en F1, y aquella no fue precisamente una gran temporada ya que sólo consiguió 1 punto frente a los 4 que obtuvo Barrichello. En la temporada siguiente, también en Grove pero con Bruno Senna compartiendo escuadra, tuvo mejores resultados aunque acabaría terminando decimoquinto a pesar de haberse alzado con la victoria en el Gran Premio de España, lo que nos pone en que de los 45 puntos finales logrados, 25 correspondían a la hazaña de Montmeló y los 20 restantes al resto del calendario, hábitat en el que no puntuó en quince ocasiones...

Y llegó 2013 y de nuevo Williams le volvía a cambiar de compañero porque anda canina por la vida. Bottas, Valtteri Bottas se llama el fenómeno, y el chaval no es que esté haciendo mucho con el protervo FW35, pero es que Pastor tampoco ha hecho mucho más ya que el finlandés al menos destacó en Canadá mientras que él no ha dado ni una salvo rascar 1 punto en Hungría.

Quiero decir con todo esto que el venezolano sabía de sobra antes de esta sesión cuáles eran las posibilidades de su escudería, y por supuesto, que mantenía su asiento gracias a PDVSA. 

Bien, llegados a este punto reconozco que es de toda perspectiva comprensible que Maldonado se haya dado por fin cuenta de que su relación con la de Grove estaba muerta desde el inicio y haya decidido por tanto, cambiar de aires yéndose a Lotus, aunque a mí me cabe la pregunta de si no será PDVSA la que ha entendido definitivamente que su inversión está en vía muerta y que sea ésta la razón de que Pastor ande reclamándose frente a su patrocinador desde hace ya unos meses, utilizando para ello las innumerables penurias que acucian a su equipo como excusa.

Entendámonos, 47 puntos en tres temporadas, entre los que se incluyen los 25 de una victoria en cierto modo extemporánea, no parecen un saldo suficiente como para alardear de que tu escudería te está impidiendo mostrar todo lo que vales, mucho menos para acusarla de sabotaje, salvo que sea quien paga tu asiento el que te haya retirado la confianza.

Y aquí quería llegar yo, porque mucho me temo que todo esto que rodea al piloto de Maracay de un tiempo a esta parte y que ayer estalló en toda su crudeza en Austin, puede deberse sencillamente a que Pastor esté pidiendo una prórroga a su mentor económico para encarar con menos de presión un año que se presenta difícil, 2014, en una escudería que mal que quiera el venezolano puede resultar una tumba peor que Williams, porque lamentablemente Lotus tampoco está para echar cohetes, razón por la cual, ha recibido con los brazos abiertos los dólares de la petrolera aunque sospecho, mirando de reojo a su pupilo.

Nos leemos.

1 comentario:

Interlagos dijo...

Uffff, qué difícil hablar con objetividad de la campaña de Williams y de Maldonado.

Y es que es todo muy extraño: un coche que arrastra por los circuitos un pasado glorioso y que de repente, en Austin, se calza una Q3 y una carrera digna, así de repente. Y lo hace con Bottas, porque a Pastor le entorpecen en Q1 y además deja caer la duda de algo más. Y esto ocurre justo después de anunciarse que deja el equipo. No creo en las casualidades, de modo que alguna explicación lógica tendrán tan disparatados sucesos.

En cuanto a Pastor, como bien dices ganó en Barcelona. Y como ganar en F1 no está al alcance de cualquiera sí que pienso que talento no le falta. Constancia es otra cosa.

Un abrazo!