sábado, 6 de julio de 2013

Mullir la herramienta o la precocina del infierno


He pecado. Me prometí no explorar más en este mi último año en El Circo, pero no puedo con tanta impostura. Nos están engañando de mala manera y hay que decir basta porque la idea de cambiar las gomas de lado ni es nueva ni resulta un invento de Mercedes AMG, aunque ha desvelado el misterio de la hidra que decía el año pasado que una guerra de proveedores de neumáticos no iba a beneficiar a nadie.

Son las 23:33 y no voy a cruzar con holgura el cronómetro para dar una vuelta lanzada más, pero ahí vamos, a intentarlo, a inmolarnos en la creencia de que lo imposible es asequible. ¿No se trata de eso, de soñar un rato más?

La tontería de hacer neumáticos asimétricos no supone otra cosa que ofrecer una herramienta precocinada, en la que el fabricante resuelve una parte que desde que el mundo es mundo, resolvían los pilotos dando vueltas a los circuitos gastando goma, cosa que por otro lado siguen haciendo, sea dicho de paso. Asentar la rueda, acostumbrarla al vehículo y a las proporciones de la conducción suponen ni más ni menos que hacerlas asimétricas al cabo de unas vueltas, de manera que aquí encontramos una de las razones por las cuales la parrilla se afana en preparar los neumáticos para la carrera.

Una vez se ha establecido esa asimetría natural, digamos, domando los perfiles y gastando el compuesto en la banda de rodadura hasta el punto de que una parte del volumen de la rueda responde diferente a la opuesta, el piloto se siente cómodo y el vehículo va mejor. Es de perogrullo pero son las 23:41 y hay que decirlo.

Así las cosas, Pirelli, buscando renovar contrato y evitar una guerra que sólo le perjudica a ella, nos salía a comienzos de año con una de esas cosas que parecen una gilipollez porque el tiempo nos dice al final que no hacían ninguna falta. Haciendo asimétricas unas ruedas lisas buscaba, sospecho, buscaba asegurarse un lugarcito en el mercado, ya que cuando cobra pleno sentido la asimetría es en las talladas (al diablo se le ocurriría cambiar de lado unas mixtas o unas extremas). Ablandamos el flanco exterior, establecemos una proporción de fuerzas que van de afuera adentro, y replicamos lo que hacía un piloto de los años setenta del siglo pasado, o uno de los ochenta y noventa, o de los de hace bien poco, a base de dar vueltas al circuito, aunque esta vez de manera totalmente artificial y listo para consumir

Pero el neumático tiende a acostumbrarse a su posición en el coche y al modo de quien lo conduce como el guante a la mano del boxeador o la zapatilla al pie del corredor, y está visto que responde mal a una posición prefijada, lo que nos lleva a decir que la metedura de pata es de nuevo de Pirelli, ya que como sabemos, son muchas las escuderías que han mejorado el producto italiano poniéndolo donde al parecer no se podía poner.
 
Así que de la misma forma que se ha hecho siempre, cuando una rueda no funciona como debe, se le da la vuelta para que vuelva a recuperar su tersura porque el vulcanizado —[Wikipedia] El resultado final es que las moléculas elásticas de caucho quedan unidas entre sí a una mayor o menor extensión. Esto forma un caucho más estable, duro, mucho más durable, más resistente al ataque químico y sin perder la elasticidad natural—, garantiza la unidad y prestaciones del conjunto. ¡Mierda, son las 23:59 y no voy a llegar a tiempo!

Da igual, hoy no toca pole pero me queda combustible para 10 minutos más. Decía que Pirelli se ha ido de largo experimentando o tomándonos el pelo, y la prueba de algodón radica en esa permisividad que se ha dado a una práctica habitual en la parrilla, que consiste en buscar el adecuado sostén cambiando de sentido los neumáticos en aras de encontrarles una mayor durabilidad y por supuesto prestaciones.

Y aquí quería llegar yo, porque Pirelli la ha cagado estrepitosamente con su idea. Sus gomas no dependen ni de Bahrein ni de Silverstone; ni del frío de Jerez y Montmeló en pretemporada; ni de la meteorología cambiante de Montreal. Son malas, ¡coño!, no sirven ni para tacos de escopeta por mucho que la FIA recomiende presiones y ángulos para que todos los pilotos y todos los equipos las usen igual (¡qué bajo hemos llegado!). Y hay que decirlo al menos para que sepan en las alturas que el pelo se lo tomarán a su madre, pero a nosotros, no, y sobre todo, para que comprendan que sabemos de sobra que la Federación y su acólito (repite el año que viene, si Dios no lo remedia), se han cargado esa competición en la que decían que no querían interferir, total, por dar hamburguesa de pavo como si fuese chuletón de buey.

Nos leemos, ya en tiempo de descuento, y mira que lo siento.

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