miércoles, 10 de julio de 2013

House of tolerance


El nivel de eufemismo que está alcanzado la cosa roza lo insoportable. Pirelli, siempre Pirelli, va a probar los nuevos compuestos medios y duros en los rookie test, como si la gama PZero para 2013 consistiese sólo en éso y nada más, cosa por otro lado que ya sabíamos cuando comenzó el sarao y la milanesa se nos fue de baretas en Melbourne proponiendo el superblando como estrella para amenizar el espectáculo y no interferir en el campeonato, sólo porque no había podido ser explorado como Dios manda en Jerez y Montmeló.

La culpa de lo que sucedió en pretemporada la tuvo el clima español, como sabemos. Más tarde, la culpa la tuvo la porquería que había sobre la pista, y por último, la culpa la tiene el maestro armero, pero el caso es que la italiana que tan primorosa resulta poniendo códigos de barras a sus compuestos, se ha cargado de un plumazo todo el trabajo realizado antes, durante y después de la bendita pretemporada, el momento clave en que los monoplazas empiezan a comprender los neumáticos con la esperanza de asimilar su rendimiento, por completo se entiende, para cuando llega Silverstone si hacemos caso a la contumaz referencia al circuito británico que hace Paul Hembery año tras año.

En 2011 Pirelli cambió sus intenciones por un plato de lentejas antes de Barcelona y para Silverstone, la fecha fijada para que desaparecieran los regueros interminables de virutas de goma del asfalto, todo el mundo se había coscado de lo que había. El año pasado, más de lo mismo. La italiana marcaba Silverstone en su agenda y nos hacía saber que para el circuito británico todos los problemas se habrían solucionado, que fue que sí porque como sabemos de sobra, a partir de Silverstone precisamente, las sucesivas elecciones para las citas del calendario comenzaron a trasladarse con euforia hacia la parte más dura de la gama. Y este año... Bueno, este año Silverstone estallaba en la cara de Pirelli y había que endurecer las gomas por seguridad, y por cojones.

Alan Permane (Lotus) lo decía hace unas semanas de una manera sencilla y elocuente: «Es raro tener los mismos neumáticos para Hungría, Bahrein y Silverstone. Esto no tiene en absoluto ningún sentido. Son demasiado duros para esas pistas. [...] Ablandaron sus gomas para promover los pitstops. No sirve de nada que sean más blandos si van a coger neumáticos más duros para todas las carreras.» Sí que es raro, sí, y más raro el cambio de última hora para Hungaroring, salvo que este tipo de cosas faciliten la vida a quien no habiendo hecho los deberes en invierno y pretemporada, levanta el teléfono en marzo para que le tiendan la alfombra roja de todos los años, pasándole de paso la pelota a los que habiendo hecho los deberes, tienen que conformarse o joderse.

Son tres ciclos solares lo que llevamos con esta tontería a cuestas, cuatro si sumamos el espanto de dureza extrema que nos sirvió Bridgestone en su año terminal en la Fórmula 1. Cuatro cadalsos a cual más bochornoso porque diciéndose buscar el espectáculo y no interferir en la competición, el saldo resultante parece insinuarnos todo lo contrario, como si estuviéramos ante un mismo eufemismo pero prolongado en el tiempo.

Y llegado a este punto, no puedo cerrar la entrada sin preguntarme en voz alta por qué Bridgestone en 2010 eligió un tipo de goma que aguantaba un asedio de los hunos cuando en noviembre de 2009, meses antes, soportaba su decisión de retirarse en base a una enigmática frase a la que sólo le falta como sonido de fondo el ring-ring de un teléfono: «La compañía quiere redirigir sus gastos hacia el desarrollo de tecnologías más innovadoras y líneas de producto estratégicas que satisfagan los objetivos y fortalezcan nuestra imagen de líder tecnológico.»

Hace tiempo todo esto me habría hecho incluso gracia. Podría haber titulado este texto Retorno al Putetxe o Putexe 2, pero quiero ser serio, así que he preferido House of tolerance a lo que estáis pensando.

Os leo.

2 comentarios:

GRING dijo...

:) Y lo más enigmático de todo es que en esta casa todos "toleran". Actualmente estoy leyendo el último libro del flamante nuevo Príncipe de Asturias de las Artes, Antonio Muñoz Molina, "Todo lo que era sólido", donde hace un análisis de lo que ha pasado estos últimos 25-30 años en España.Una de las cosas que más me atrae del relato es ese dejar hacer, ese tolerar cualquier ocurrencia de nuestros mandamases, fuera lo que fuera, porque como España iva "bien"... Gran literatura para este veranín. Lo aplicas a la F1 y todo cuadra. Josetxu: Aunque no es para reir, yo es que me parto... Buen día.

GRING dijo...

Y la penúltima. Para Hungria, donde dije digo digo Diego, vuelven a cambiar la elección previa. En Alemania todo fué bien para quien tenía que ir bien, así que para qué arriesgar con otra elección...

http://www.caranddriverthef1.com/formula1/noticias/2013/07/11/77574-pirelli-ablanda-sus-compuestos-para-hungria

Continúa la fiesta del despropósito.