viernes, 13 de julio de 2012

Yo tuve tres maridos [Silverstone]


Esta debe ser, y de lejos, la crónica sobre una carrera que más tarde realizo. Fue dejarlo el domingo para un momento más reposado y no haberlo encontrado hasta hoy, y mira que quise ponerme a ello ayer por la tarde, pero confieso que no hubo manera. Total, que ya saben ustedes la película de sobra, y conocen la mayoría de sus ingredientes, y no sé si a estas alturas les servirá de algo que diga que me aburrí el pasado domingo a pesar de que la realización televisiva del G.P. de Gran Bretaña es la mejor del calendario —de no haber sido por las tomas altas con cámara móvil, de las bajas a pie de hierba, de la abundancia de planos cortos, largos y de todas las maneras y profundidades de campo, posiblemente me habría aburrido aún más—. 

Pero bueno, toca hacer el pertinente resumen antes de que se me evapore la semana y me ha venido a la cabeza la canción de Massiel que comenzaba con aquello de «Yo tuve tres maridos, y a los tres envenené...», porque la F1, insaciable hasta decir basta, nos obligaba a despertar y a que nos frotásemos los ojos hasta olvidar el episodio que disfrutamos en Valencia, recordándonos quién manda en todo esto.

Así las cosas, Fernando, quien salía desde la pole montando zapatos de suela gruesa (arriesgar o morir), se mantenía en cabeza hasta la vuelta cuarenta y tantos, para ceder en ese momento la posición a un Webber que ganaba disfrutando del regalo que le hacía Red Bull antes de anunciar a bombo y platillo su renovación. Sebastian terminaba tercero y mi Felipe lo hacía ocupando la cuarta plaza, y detrás venían los Lotus de Kimi y Romain, y tras ellos, el Kaiser.

Los McLaren de Lewis y Jenson hicieron lo que pudieron, como insinuaba ayer, aquí mismo, en mi anterior entrada, y dejaban que el primero quedara octavo y que el segundo concluyera décimo, con Bruno y su Williams haciendo de salchicha con queso en el improvisado bocadillo color plata.

Ocurrieron más cosas, y por fortuna aún recuerdo alguna, por ejemplo, el asunto ése que sigue habiendo entre Pastor y Sergio, la enésima demostración de que el venezolano necesita que alguien le susurre al oído que así no se va por la vida. Para quitar el mar sabor de boca, a cambio disfrutamos de un duelo limpio y breve entre los dos ex compañeros de la McLaren aquella de 2007, en el que vimos a Hamilton y a Alonso jugando a tentarse y a cruzar aceros sin que hiciese falta que aflorara la sangre...

Pero como sugería más arriba, Silverstone y la F1, o la F1 en Gran Bretaña, que tanto da cómo lo tomemos, nos volvía a situar con los pies bien posados sobre el suelo. Sucedía el domingo, y entre los nubarrones del horizonte negro que rodeaba el circuito, Pirelli y la FIA cantaban a capella aquello que cantaba Massiel: «Yo tuve tres maridos, y a los tres envenené...»

Disculpen la tardanza, disfruten de este cenizo 13 y viernes anglosajón, y sean infinitamente felices.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus crónicas son como regalos que son bienvenidos ya sea más tarde o más temprano. Aquí estamos refrescando diariamente hasta ver el envoltorio y abrirlo con agrado.

GRING dijo...

¡Pero qué mal pensado eres, Jose!. Eso de que la victoria de Mark fue un regalo de RedBull, asi tan sutil,como quien no quiere la cosa, merece un anatema por parte de los seguidores de la religión redbulliana. Sobre el asunto McLaren, yo creo que ya debe empezar a ponerse encima de la mesa lo justos que andan sus pilotos en desarrollo de vehículos de F1. Parece que como este año no está Pedro en Woking es más difícil acertar con la tecla adecuada... ¡Y no te tomes tantas vacaciones, que ya somos Nurbuadictos!. Buen fin de semana a todos.

Txomin dijo...

Si, lo mejor seria pensar que a Webber le van a dejar correr.

Anónimo dijo...

Gran blog, te sigo desde hace tiempo, y más desde que has quitado el fondo negro (que me dejaba cegato al leerte, y es que uno va teniendo una edad...).

Sólo quería comentar que lo de Pirelli me parece una estafa. Visto lo visto, sin ser malo, estoy dispuesto a creer que no hay control de calidad y no se sabe cómo va a salir cada juego de neumáticos (si fuera malo, pensaría que los reparten a posta para dar emoción).
Habría que ir a que cada equipo elija su propio proveedor, obligando a presentar un juego de duros y otro de blandos y que los cambien en la carrera al menos una vez, y luego cada uno que se busque las habichuelas. Pero claro, a ver si a la FIA se le va a ir de las manos y se crea una competición de verdad...

De nuevo, gracias por el blog.
Un abrazo,