domingo, 15 de mayo de 2011

1962, Graham Hill


Graham Hill nació en Hampstead un 15 de febrero de 1929. Como tantos otros pilotos de su época, no se sintió tentado por los coches en su juventud, sino que se inició en el mundo de la competición sobre motocicletas, vehículos con los que participó en pruebas locales de todo terreno. Sería precisamente sobre dos ruedas que sufrió el accidente más grave de su vida, y cuya consecuencia directa fue una disminución en la movilidad de su pierna izquierda que le acompañaría siempre.

La curiosidad le llevó a probar suerte, con 24 años, en una atracción que consistía en dar cuatro vueltas, por el módico precio de una Libra Esterlina, al circuito de Brands Hatch sobre un viejo remedo de monoplaza. La experiencia fue tan gratificante que el joven comenzó a frecuentar el Steeling Wheel Club, grupo londinense de aficionados al motor.

En 1954 consigue el puesto de mecánico en una pequeña escuela de pilotaje, y en abril de ese mismo año se dispone a correr su primera carrera a bordo de un Cooper de Fómula 3, terminando en cuarta posición. Sin embargo, serían sus habilidades en el taller las que le abrirían las puertas de la competición profesional, pues Colin Chapman le ofrece integrarse en el garaje de Lotus.

Al año siguiente, aprovechando una sesión privada de pruebas organizada por el equipo británico, Hill muestra sus facultades como conductor al marcar el segundo mejor tiempo de la jornada, lo que a la postre le señalaría para ocupar un asiento en la escudería para 1956, temporada que afrontó cosechando muy buenos resultados pero sin destacar del todo.

Chapman, viejo zorro, seguía prefiriendo a Graham en el taller, por sus enormes cualidades en la puesta a punto, y terminó por retirarlo de la pista, lo que llevó a la joven promesa a abandonar momentáneamente el equipo, hasta que en 1958 Colin le ofreció un monoplaza de pruebas para competir en el mundial.

Los resultados fueron desastrosos y la convivencia en Lotus se hizo añicos, de manera que a finales de 1959, el futuro campeón del mundo con aspecto de estrella de Hollywood por su bigotillo, decidía marcharse definitivamente, aprovechando una oferta de BRM por dos años.

1960 y 61 fueron temporadas muy grises para el británico. Los BRM eran poco competitivos y demasiado delicados, pero en 1962, el estilizado P57 se muestra como un vehículo solvente y veloz, lo que lleva a Hill a lograr la victoria en la primera prueba de la sesión, el G.P. de Holanda. En Mónaco consigue una discreta sexta plaza, pero en Bélgica se resarce, llegando segundo a meta, detrás de Jim Clark, el hombre con quien disputará el título casi en un mano a mano.

En el G.P. de Francia, el BRM de Graham sufre un problema en la bomba de inyección que le impide terminar la prueba. En la siguiente carrera, G.P. de Gran Bretaña, Clark se impone y Hill se tiene que contentar con llegar cuarto. Pero a partir del G.P. de Alemania encadena dos triunfos consecutivos (la prueba alemana y el G.P. de Italia) que preludian el triunfo final. En Watkins Glen, circuito donde se disputa el G.P. de los U.S.A., Clark llega primero y Hill segundo, y en East London (Sudáfrica), logra la victoria que le convierte en campeón del mundo.

Volverá a conseguirlo en 1968, pero esa es otra historia.

2 comentarios:

manuel dijo...

Algún día los BRM volverán a correr en la Fórmula Uno tal y como los Lotus regresaron; espero que los Cooper también.

No serán los auténticos pero darán mucho que hablar.

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenos días.

Manuel ;) Fíjate, yo me conformaría con que volviera el espíritu que permitió que estas escuderías existieran, e incluso que un piloto como Graham pusiera su nombre a un escudería con un vehículo comprado :)

¡Qué tiempos, ojalá que vuelvan!

Un abrazote

Jose