miércoles, 1 de julio de 2009

Sin título ni número


A Mark Twain le encantaban los gatos, tanto que en el supuesto de que pudieran cruzarse con los humanos auguraba que nuestra especie saldría ganando y que la felina saldría perdiendo, y de calle, como decía aquél. En lo nuestro reina el mal humor, el cansancio, el hastío, y no es para menos. Así las cosas da un poco por saco andar mirando por ahí, porque salvando algunas excepciones, el resto de la panoplia de narradores de la actualidad ha sucumbido a la dinámica perniciosa que parece tenernos atrapados. Por ello, y porque estamos ya en julio, y por un montón de cosas que también cansan y que no merecen ni siquiera un miserable espacio, me ha dado por pensar en Mark Twain mientras miraba a los ojos a Hilargi, la gatita a la que la familia se empeña en llamar Laia, como creo que os he comentado.

La verdad es que ni a ella ni a mí nos importa un pimiento que ande toda la tropa equivocada, ni que persevere con ahínco en lo de Laia cuando Hilargi es mucho más hermoso porque la retrata mejor, que a fin y a cuentas es de lo que se trata cuando a uno le cuelgan un nombre. Hilargi significa luna en euskera, y en sentido estricto: luz de muertos o luz de la muerte, hil-argia. Lo comento para que vayáis comprendiendo la profundidad insondable a la que nos vemos inclinados los vascos en cuanto se nos deja de la mano, y por aclarar que algunos de nosotros se hayan puesto como se han puesto por cuatro líneas en el nuevo mapa del tiempo del Teleberri, debido posiblemente a que vemos la vida de una extraña manera; y lo hago también por enfatizar que el idioma materno, sea cual sea éste, encierra secretos que tienden a perderse en el tiempo y a los que convendría rescatar del olvido.

Reconozco que no tengo ni puñetera idea de a qué etimológía responde el apellido Mosley, aunque Max me suena a lo que nos suena a todos, por lo que deduzco que un tipo que se llama Max está abocado a comportarse como max toda la vida (que me disculpe si hay algún Maximiliano por ahí suelto). Bien, Max, nuestro Max, es un malnacido y al final puede estar exento de culpa porque no tuvo nada que decir cuando le pusieron el sustantivo, lo que no cambia nada a pesar de que ayude a explicar el contexto en el que se desenvuelve el presidente de la FIA: un maremagnum de superlativos, de nos mayestáticos, de ideas mesiánicas, de imposiciones divinas, y de alguna otra sandez magnificada. Obviamente, esto tampoco resuelve nada, aunque sospecho que si en vez de Max se hubiese llamado Minor, hoy podríamos dormir más tranquilos.

No me enrollo. La distancia entre Max e Hilargi es colosal, épica, inconmensurable, porque la gatita rezuma inteligencia a pesar de ser felino, lo que me lleva de nuevo al autor de Las aventuras de Tom Sawyer, de quien se olvida a menudo que se comportó como látigo de una burguesía hipócrita a la que detestó y supo hacer frente, y a la que dedicó una mágnífica historia titulada El hombre que corrompió una ciudad (El hombre que corrompió Hadleyburg, para ser exactos). Y aquí entra Max, nuestro Max, y los que son de su calaña, los mismos que nos están arruinando la vida mientras destrozan todo a su paso. Y también Hilargi, la sabiduría a cuatro patas, la mirada limpia, el cariño incondicional, la luz al final del túnel.

Disculpadme si prefiero amarrarme a ella.

5 comentarios:

David dijo...

Le comentaba lo mismo esta mañana a mi mujer, a esta Fórmula Uno no la reconoce nadie. Button ganando sin que nadie le haga sombra y con un coche que parece ET en Barrio Sésamo. Mosley en plan faraón con la FOTA lamiéndole el culo. Una mierda, no me he aburría tanto desde que el Kaiser ganaba todas las carreras. Dile a tu gata que me apunto X-D
Salu2

Anónimo dijo...

Como todo siga así para final de año me he pasado al billar senior inter geriátricos. Joder que aburrimiento.

csm dijo...

Sin duda, Hilargi, mejor que Laia y, por supuesto que Max. :-)
Y, aunque no guste la realidad, prefiero estar informada. Me niego a que me quiten las ganas de F1 y me quieran llevar a la petanca XDDDDD.
De momento, tengo esperanzas de cambios. ¿?
Saludos

PiratF1 dijo...

Es "sólo" un malcridao que si tiene que compartir su juguete, lo rompe antes de que jueguen otros.

La diferencia es que el juguete está compuesto por personas, vidas y pasiones pero, vistos sus gustos sexuales que dicho sea de paso a mí me importan un bledo, está destrozando la F1 que nos afecta a todos.

Creo que le estamos prestando demasiada atención y si no fuera noticia cada ves que rebuzna, creo que acabaría yéndose por la puerta de atrás y creo que la FOTA debería dar el el silencio por respuesta, preparando una alternativa real al caciquismo depravado.

Saludos Maestro

Alexander dijo...

Supongo que a estas alturas ya sabries de la admiracion que siente Ecclestone por Hitler...

La que nos a caido con esta panda de impresentables.