miércoles, 10 de septiembre de 2008

G.P. de Italia [Monza]


Uno de los pocos circuitos legendarios de la F1 del actual calendario, Monza, acoge, un año más, una de las carreras más importantes del año, que por sus peculiaridades exige a los equipos una preparación especial de sus monoplazas. Junto con el Gran Premio de Gran Bretaña, la prueba italiana ha figurado en el Campeonato del Mundo desde su creación en 1950, y el histórico Autodromo Nazionale di Monza, construido en 1922, ha albergado 56 de sus 57 ediciones hasta 2007.

Aerodinámica
Monza es el circuito más rápido del calendario, con un media de velocidad que supera los 250 Km/h. Aunque los equipos utilizan una configuración de baja carga aerodinámica en Canadá y Estados Unidos, el trazado italiano requiere el desarrollo de un conjunto aerodinámico específico para poder alcanzar velocidades punta que rondan los 340 km/h.

En el túnel de viento, los ingenieros se centran en la evaluación de diseños de alerones ultra eficientes, cuyas soluciones son muy distintas entre unos equipos y otros (mucho más que en otro tipo de pruebas) y que buscan el menor apoyo aerodinámico posible. A menudo se habla de paquetes de ultra baja carga aerodinámica, pero el parámetro crítico es el del rozamiento, es decir, el que atiende a intentar reducir la resistencia pasiva del vehículo al máximo, para poder alcanzar la mayor velocidad posible, y por ello, el conjunto utilizado en Monza genera aproximadamente un 20% menos de apoyo aerodinámico a 250 Km/h que el que se utiliza en Mónaco, por poner un sencillo ejemplo.

Suspensión
Los ingenieros intentan configurar los coches con la altura mínima posible para obtener así el máximo rendimiento aerodinámico, pero para evitar que el monoplaza pueda tocar el asfalto en las zonas más rápidas, se utilizan unas gomas sobre las que el coche se asienta cuando soporta las mayores presiones. El agarre mecánico, la estabilidad y la capacidad para negociar determinadas zonas del circuito son los aspectos más importantes de la puesta a punto del coche en Monza. El agarre mecánico es esencial por los bajos niveles de carga aerodinámica con los que se corre, y hace que la necesaria estabilidad en las frenadas sea básica (los pilotos se pasan el 15% de la vuelta utilizando los frenos), tan importante como su rápida recuperación para abordar las siguientes secciones. Por todo ello se hace totalmente imprescindible que los vehículos puedan negociar de forma agresiva los bordillos de las chicanes en aras de poder marcar el mejor tiempo. Como el coche también debe responder bien a los cambios de dirección en las chicanes de baja y media velocidad, se hace imprescindible poder transmitir la mayor cantidad de tracción en la salida de las curvas lentas. Igualmente, de la buena estabilidad en las frenadas se deriva que los pilotos puedan atacar las fuertes deceleraciones del circuito con absoluta confianza.

Frenos
Los coches invierten un 15% de cada giro frenando, lo que implica que el frenado sea un aspecto en el que los ingenieros se aplican con ahinco, pues con una correcta configuración y una buena gestión del piloto se puede ganar mucho tiempo por vuelta. Por tanto, la puesta a punto mecánica se enfoca a optimizar la confianza de los pilotos, tratando de ofrecer la mejor estabilidad en las frenadas, sin olvidar la seguridad del sistema de frenos en si mismo, pues el sistema trabaja mucho (sufre mucho) en Monza, especialmente en la entrada a la curva 1, donde los coches deben reducir abruptamente desde unos 300 km/h, y donde se experimentan fuerzas que llegan a los 4,5 G. También se presta una especial atención a su refrigeración para asegurar un óptimo rendimiento.

Motor
Monza es el circuito de motor por excelencia. Teniendo en cuenta que durante el 79% de la vuelta el piloto va con el acelerador pisado a fondo, el trazado italiano representa sin lugar a dudas el mayor reto al que se enfrentará un F1 a lo largo de toda la temporada. También hay algunas curvas lentas, pero la velocidad media del circuito alcanza los 260 Km/h, lo que implica que en Monza, más que en ningún otro trazado, los equipos necesiten contar con un motor versátil y potente, pues los coches precisan una buena estabilidad en frenada, pero también un buen equilibrio en las secciones lentas y rápidas de las chicanes donde el piloto acostumbra a subirse por los bordillos de la pista, lo que implica que hay un riesgo real de que el motor se pase de vueltas o de que la transmisión quede dañada cuando las ruedas están en el aire.

Por si fuera poco, los equipos también deben estar atentos al desgaste que pueden sufrir elementos secundarios como las bombas del aceite o agua, que también pueden verse afectados por las tremendas exigencias del circuito de Monza.

Historia
El circuito es reconocido por albergar el Gran Premio de Italia de Fórmula 1, y se caracteriza por el alto porcentaje del trazado que los pilotos recorren con el acelerador pisado a fondo, debido a sus largas rectas.

La pista original fue construida entre los meses de mayo y julio de 1922 por 3.500 obreros, con financiación del Milan Automobile Club, que creó la Società Incremento Automobilismo e Sport (SISA) para poder desarrollar el autódromo. Inicialmente, se utilizó un terreno de 3,4 km_ con una pista de 10 km de extensión, que se componía de una sección de circunvalación de 4,5 k m y otra de 5,5 km transitando rutas. La pista fue inaugurada oficialmente el 3 de septiembre de 1922, y 7 días después albergó el segundo Grand Prix de Italia.

En 1928, la prueba se vio empañada por el accidente más grave del deporte automotor italiano, donde perdieron la vida el piloto Emilio Materassi y 27 espectadores. Debido a esta triste circunstancia, las siguientes carreras se vieron confinadas a la sección del óvalo de velocidad hasta 1932. Nuevamente se originaron tres muertes en 1933, tras lo cual el trazado fue modificado con el agregado de dos chicanas y la desaparición de las rectas más largas.

Entre los años 1938 y 1939 se realizaron grandes modificaciones, incluyendo la construcción de nuevas tribunas y entradas, el reasfaltado de la pista y la creación de dos nuevas curvas. El trazado resultante, con una extensión de 6,3 km, fue utilizado hasta 1954.

Debido a la guerra, las carreras fueron suspendidas hasta 1948 y gran parte de la pista se vio deteriorada por la falta de mantenimiento. Se realizó una renovación durante dos meses, lo cual permitió que se disputara un Gran Premio el 17 de octubre. En 1955 se modernizó el trazado en su totalidad, quedando el circuito con un recorrido de 5,75 km y una sección de 4,25 km de alta velocidad con curvas peraltadas.

Los Grandes Premios de 1955, 1956, 1960 y 1961 se realizaron en Monza, pero la tragedia volvería a hacer acto de presencia en este último año, con la muerte en un accidente de Wolfgang von Trips y 11 espectadores, lo que originó que se agregaran nuevas barreras de seguridad, y que la zona de reaprovisionamiento de combustible se alejara de la pista aún más. Las áreas de escape se incorporaron a las curvas en 1965 tras un accidente en la carrera de los 1.000 km, pero el trazado de la pista no se volvería a modificar hasta el año siguiente, con el agregado de chicanas en la zona de curvas peraltadas.

Desde 1966, el circuito albergó carreras de automóviles y también de motocicletas, pero en ambos casos las altas velocidades que se alcanzaban llevaron a la incorporación de nuevas chicanas hacia 1972. Las motocicletas, no obstante, continuaron utilizando el circuito rápido, hasta que 5 muertes en dos carreras de la temporada 1973 forzaron la ausencia de Monza en el campeonato hasta 1981. Las chicanas de 1972 resultaron ser muy ineficaces en la reducción de velocidades, al punto que una de ellas fue rediseñada en 1974, la otra en 1976, y una tercera fue agregada en ese mismo año, llevando la extensión del trazado a 5,8 km. En el año 1978 muere el piloto Ronnie Peterson a consecuencia de las graves heridas sufridas en un brutal accidente mientras se disputaba el Gran Premio.

Las nuevas tecnologías permitieron alcanzar nuevamente altas velocidades, por lo cual la pista debió ser modificada sustancialmente en 1979, con el agregado de pianitos, zonas de escape y barreras de cubiertas. La infraestructura fue mejorada en general y se realizaron trabajos adicionales sobre la seguridad del circuito, todo lo cual permitió la vuelta del campeonato mundial de motociclismo en 1981. Durante los 80, se rediseñaron los paddocks, boxes y tribunas.

En los 90 los tres curvones principales fueron «apretados» para reducir velocidades, lo cual redujo la extensión del trazado a 5,77 km. En el año 1997, las tribunas se modificaron para elevar su capacidad a 51.000 espectadores.

En el año 2000 las dos primeras chicanas fueron removidas y reemplazadas por una sola chicana derecha-izquierda, y la Curva Grande fue renovada y rebautizada como Curva del Biassono.

En el 2006, después de carrera, el alemán Michael Schumacher anunció que se iba a retirar a fin de temporada.

Efemérides
En Monza se ha batido la velocidad máxima de un monoplaza en un Gran Premio con 372,6 Km/h, durante los entrenamientos libres del Gran Premio de Italia de 2005, por el piloto Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes).

Palmarés
Ganador 2000: Michael Schumacher, Ferrari
Ganador 2001: Juan Pablo Montoya, Williams-BMW
Ganador 2002: Rubens Barrichello, Ferrari
Ganador 2003: Michael Schumacher, Ferrari
Ganador 2004: Rubens Barrichello, Ferrari
Ganador 2005: Juan Pablo Montoya, McLaren-Mercedes
Ganador 2006: Michael Schumacher, Ferrari
Ganador 2007: Fernando Alonso, McLaren-Mercedes

G.P. de Italia [Datos de interés]
Vueltas: 53
Longitud: 5.793 metros
Distancia total: 306.720 Kms.
Vuelta rápida: 1:21.046 R. Barrichello (2004, Ferrari)
Récord de pole: 1:20.089 R. Barrichello (2004, Ferrari)
Pole 2007: 1:21.997 F. Alonso (McLaren-Mercedes)

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