martes, 6 de mayo de 2008

Lo que no se ve en televisión [Montmeló]


Os cuento como viví el Gran Premio de España, y quiero aclarar que es el primer Gran Premio que voy a ver al circuito y para ello fui acompañado de mi padre. Quizá la narración no sea del todo correcta pero creo que el mensaje está claro. Espero que os guste la historia.

VIERNES
Mi viaje comienza a las 7 de la madrugada tomando el AVE que va desde Valladolid hasta Madrid, después tomo otro AVE que cubre el trayecto Madrid-Barcelona. Así, tras unas 5 horas de tren llegamos a la estación de Sans en Barcelona a las 13.30, más o menos. Los segundos entrenamientos libres del viernes empezaban a las 14.00 y acababan a las 15.30, por lo que rápidamente dejamos el poco equipaje que llevamos en consigna y con una mochila que lleva algo de comida buscamos un cercanías que nos lleve a Montmeló. Una vez en el andén nos encontramos con algunas personas que visten camisetas y gorras de Fórmula 1 —¡es por aquí!, deduzco—. Tomamos el tren indicado, que no va demasiado lleno, y tras varias paradas salimos a la estación de Montmeló. Mi principal preocupación en aquel momento era cómo dar con el circuito, pero pronto me di cuenta de que lo único que había que hacer era seguir la marea humana que sólo podía ir a un lugar. Así que guardé los mapas del Google Earth, que ya no necesitaba, y nos pusimos en camino siguiendo el mogollón.

El camino de la estación de tren de Montmeló al circuito se realiza en unos 20 minutos, pero se hace corto, y además se produce el siguiente curioso fenómeno: cuando empiezas a oír el rugido de los motores de los monoplazas, a medio camino, comienzas a caminar más deprisa sin importar el sol, el sueño o el cansancio –¡comprobado!—. Por fin entramos en el circuito. Después de que nos revisen la mochila, y tras hacernos una idea de en qué parte del mismo estamos, nos dirigimos a la curva Repsol (curvas 4 y 5 creo) a la que yo ya había echado el ojo en los planos. Allí compruebo satisfecho que tengo una pantalla gigante delante por la que podré seguir la carrera.

Ver por primera vez a los monoplazas y oír de cerca el bramido de los motores es simplemente indescriptible, pero supongo que os podéis hacer una idea. Así vemos los segundos entrenamientos libres en los que Alonso ilusiona, y eso se nota en la gente.

El viernes está permitido ir a las tribunas aunque tengas entrada de pelouse. Aprovechándolo nos fuimos a las tribunas que hay enfrente de la recta principal. Allí, frente al box de Renault pude ver como los ingenieros no dejaban de trabajar en uno de los monoplazas, desmotándolo de arriba abajo. Más tarde, vi la sesión calificatoria de GP2 que también estuvo interesante.

Después de todo esto, tomamos el camino de vuelta a la estación, el cercanías, volvemos a Sans, cogemos el equipaje, vamos al hotel, descansamos un rato y salimos a ver un poco Barcelona.

SÁBADO
Nos levantamos pronto y aprovechamos que estamos en Barcelona para ir a ver Santa María del Mar por aquello de haber leído «La Catedral Del Mar» hace ya algún tiempo.
Después, tomamos de nuevo el cercanías y volvemos a Montmeló donde caminamos hacia el circuito por segundo día. Se nota que hoy es la clasificación porque hay más gente, la mayoría con gorras, banderas, y camisetas de su equipo, y muchos también con banderas de su país o comunidad autónoma. Yo no pude resistirlo: me compré la gorra de ING que lleva Alonso.

Fue tremenda la sensación de alegría que recorrió el circuito cuando vimos a Alonso alcanzar le segunda posición de la parrilla. La gente de pie aplaudiendo y jaleándole. Impresionante. Alonso tiene una afición envidiable, de las mejores de la parrilla, si no la mejor. Yo estaba casi seguro de ello, pero el sábado quedó patente en el circuito. Ya antes de que quedara segundo la gente le animaba y le apoyaba cada vez que le veía. Acabó la clasificación y muchos se fueron, pero yo comí allí y me quedé a ver la primera carrera de GP2, que además de estar plagada de accidentes fue bastante interesante.

Finalizada la jornada en el circuito, paseo por las Ramblas, cena y descanso. Pero antes de acostarme, en el bar del hotel me entero de que allí están alojados periodistas de la ITV, canal británico que emite la Fórmula 1, que no dejan de hablar del sorprendente segundo puesto de Alonso.

DOMINGO
Último viaje de ida al circuito, y el cercanías, que va tan lleno que uno casi no puede ni respirar. Nos bajamos en la parada de Montmeló y comprobamos la magnitud de lo que estamos viviendo: lo que el viernes era una marea humana hoy es como cinco veces mayor, una cantidad inmensa de gente yendo todos al mismo sitio… verdaderamente colosal. El camino hacia el circuito se hace más corto que nunca, a pesar del abrasador calor que nos está poniendo bastante morenos. Al llegar a mi querida curva Repsol veo que hay el doble de gente que el sábado, pero afortunadamente encontramos un hueco donde sentarnos y desde el que se ve perfectamente la pantalla gigante por la que seguiremos la carrera y por la que ya hemos visto la clasificación y la carrera a de GP2. Además de dicha pantalla, un speaker narrará la carrera y se le puede oír por la radio, así que el tema de la retransmisión está controlado.

Llegan las 12.30 y uno de los momentos más esperados: el Drivers Parade. Consiste en que los pilotos desfilan en un camión, unos saludando y otros charlando, mientras la gente les hace fotos como loca con el zoom al máximo. Supongo que nunca volveré a ver a los pilotos tan de cerca. Tras esto viene la espera hasta la salida, durante la cual va llegando más y más gente.

Por fin dan la salida y en la curva donde me he puesto hay tanta gente que casi no puedo moverme. A mi derecha hay un grupo de colombianos, a mi izquierda, un grupo de canarios, en frente de mi hay un padre y un hijo ingleses con gorras de McLaren, un poco más adelante una pareja de italianos de Ferrari…

Vemos que en la salida Massa adelanta a Alonso y poco después hay un accidente en la recta que precede a la curva donde estoy, después veo pasar los monoplazas ya en carrera, oyendo el rugido del motor y el petardazo del cambio de marcha que todos hacen en esa zona. Poco después también veo una grúa llevando un Toro Rosso y otra a un Force India. Pasan las vueltas y el olor a gasolina se junta con el de goma quemada mientras vemos pasar los monoplazas por delante, petardeando cada vez que accionan la caja de cambios y engranan marcha –esto no se ve en la tele, esto es Fórmula uno, quien lo probó lo sabe—. Llega el espeluznante momento en que Kovalainen se empotra contra las protecciones. Al principio yo sólo vi una tremenda nube de polvo, pero luego la realización mostró lo que había pasado y cómo los operarios del circuito intentaban sacar al piloto de lo que quedaba del coche. Momentos después llega el casi trágico momento en que a Alonso se le para el coche. Por fortuna veo que ocurre debajo del puente que yo pasaba todos los días, por lo que me voy corriendo allí. Cuando llego veo que Alonso ha salido del coche y está saludando a la gente, de repente, de algún modo, un tipo salta la valla y empieza a abrazarlo. Esto sí que no me lo esperaba.

Así pasan las vueltas con algunos incidentes (como cuando vemos pasar a Barrichelo arrastrando el alerón), hasta que gana Kimi y todos los ferraristas del circuito lo celebran con banderas y bocinas. Concluida la carrera, y tras una visita a la Sagrada Familia, tomamos el tren que nos llevará a casa después de 3 días de intensa Fórmula 1. Ya en el tren, por pura casualidad, descubro que el tipo que abrazó a Alonso va en el departamento de enfrente y sus amigos repiten «¿Sabéis el tío ese que se lanzó a por Alonso? ¡Pues es este de aquí!».

¡Ya veis que ir a un Gran Premio a ver la carrera merece mucho la pena!

Heikki


PD: Heikki participa en nuestra pequeña tertulia de amigos y ha aceptado contarnos de primera mano su experiencia durante el pasado G.P. de España. Desde aquí sólo puedo darle las gracias por su amable contribución a este humilde blog ;)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que envidia, macho!