lunes, 20 de agosto de 2007

Los cuernos del McLaren


Reconozco que andaba preocupado desde que el pasado julio advertí que al MP4/22 le habían quitado sus hermosos cuernos, y no es porque sea de esos tipos que se pirran por la estética de los coches, que lo soy, sino porque con el barullo que llevamos a cuestas, me temía que hubiera alguna maniobra oscura detrás de su desaparición. También es cierto que me tranquilicé bastante al escuchar a Pedro Martínez de la Rosa explicando, durante la retransmisión de la carrera de Nürburgring en Tele 5, que la cosa había sido debida a que su peso (2,5 kg.) no justificaba la rentabilidad aerodinámica que aportaba, y como el Nano se la llevó de calle (la carrera, por supuesto), pues me olvidé del asunto por completo… volviendo a él sólo después de lo ocurrido en Hungría.

Y reconozco también que hasta ese preciso momento, era de los que pensaba que si la maniobra en los boxes de Hungaroring había sido ilegal y por tanto punible, con haber multado y quitado la pole al asturiano habría bastado: Hamilton saldría primero, Alonso lo haría segundo, con menos tela en el bolsillo y todos tan contentos. Pero no, al ovetense había que mandarlo al carajo haciéndole salir desde la sexta posición, y sospeché incautamente (como casi todo el mundo), que todo iba de impedirle sumar puntos.

¡Qué equivocado estaba! ¡El asunto era quitarlo del reflejo de los retrovisores del inglés, tan sencillo como eso!

Analizando las 11 carreras disputadas y centrándonos sólo en aquellas en que Lewis ha tenido a Fernando detrás en algún momento, advertimos inmediatamente que el segundo ejerce algún tipo de poder sobrenatural sobre el británico a través de su reflejo, pues cuando no aparece, a Hamilton parece faltarle una punta de punch (Francia), y cuando lo hace, o se atonta por completo, dejando escapar a quien tenga delante (Australia y Barcelona); o se pone de los nervios (Indianápolis); o se vuelve indeciso hasta perderlo todo (Silvertsone); o directamente se encabrona (salidas de Barhein y Canadá).

A estas alturas, decir que Hamilton tiene un miedo reverencial a enfrentarse de tú a tú con Alonso (sin ayuda, se entiende) no debería sorprender a nadie, porque a ver si no cómo coño se justifica tanto celo protector por parte de McLaren, que entre adelantar las paradas de Fernando, desinflarle los neumáticos a Fernando, pasarle los reglajes y las telemetría de Fernando a Lewis, y reírle las gracias sólo a Lewis (la conversación a través de la radio con Ron, en Hungaroring, parece ahora que iba de broma), en Fuji acabarán dándole la comida a la boca para que no se canse antes de la prueba. Decir que el chico sólo sabe correr desde la pole tampoco debería alterar a nadie, porque amén de que sus 3 victorias las ha conseguido desde esa posición y no le hemos visto un miserable adelantamiento en carrera (de los buenos, que hay que explicarlo todo), ahí tenemos lo ocurrido en Hungría.

¿Y los cuernos? ¡Ah sí! Han quitado los cuernos del McLaren para que Hamilton no se asuste más de lo debido, porque a través de sus retrovisores, con ellos Alonso parecía la reencarnación del mismísimo diablo. ¿Y en Hungría? ¡Ya! En Hungría el McLaren ya no llevaba cuernos, es cierto, pero los comisarios de la FIA retrasaron a Alonso por simple precaución, no fuera que el miedo que siente Hamilton cuando le observa a través de sus retrovisores no tenga nada que ver la cornamenta del vehículo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una temporada muy rara, muy deseada. No voy a leer todas estas entradas de 2007 pk me indigno.
Miki, salu2